Todo el planeta tierra está familiarizado con el COVID 19. Es un virus, infecta al enfermo, y luego de un cierto período desaparece. Los contagiados, en bajos porcentajes puede morir. Similares son muchas de las enfermedades virales o generadas por las bacterias, aunque hay algunas que dejan secuela de por vida, y síntomas de por vida.

El cáncer es diferente. Cuando una persona está en estado terminal, se ha producido un largo proceso. Células cancerosas comienzan su proceso, en algún órgano del ser humano: Los ovarios, las mamas, la próstata, el hígado, el páncreas, los pulmones, etc. Luego esas células se multiplican y van tomando cada vez más de ese órgano. La enfermedad avanza, y la metástasis lleva esas células a otros órganos o partes del cuerpo humano, hasta que, si no se ha tratado oportunamente, el cáncer se ha tomado todo, y el destino irremediable del paciente es la muerte.

El Ecuador presenta un cuadro de metástasis clarísimo. Crisis en la justicia, crisis en le CPCCS, crisis en la asamblea, crisis en la labor del ejecutivo, crisis en materia de seguridad, crisis de la seguridad social, y me quedo corto.

No busquemos en hechos de hoy, lo que se originó hace muchos años. Las cosas se deshacen como se hacen.

La tendencia es tratar de analizar cada una de estas cosas aisladamente. ¿Estuvo bien el habeas corpus tal o cual? ¿Es correcto lo que se ha hecho por parte del CPPCC, o de los jueces en el caso del superintendente de bancos? ¿Ha actuado en forma correcta la asamblea en el tema x,y o z?

Este no es el análisis correcto. Todos esos problemas no son un virus, o una bacteria. Son un cáncer, y lamentablemente terminal. ¿Cuándo y dónde se origina este cáncer? Hace muchos años, en el famoso e infausto episodio de “los manteles”, en el cual en forma totalmente ilegal, se destituyó a una mayoría de asambleístas legítimamente electos, para en contubernio con el Tribunal Supremo Electoral de aquel entonces, posesionar a los suplentes, que serían afectos al régimen. Ahí estuvo el principio del cáncer.

Luego se llama a una constituyente que con la asistencia de unos extranjeros busca redactar una constitución distante de la tradición constitucional ecuatoriana, proceso en el cual no solamente fuimos los ecuatorianos conejillos de indias para sus gestores, sino que además, con denuncias y pruebas de personas absolutamente serias, entre ellas el Ab. León Roldós Aguilera, se cambiaron los textos de lo que los constituyentes habían acordado y votado en varias partes de la nueva constitución.

Un gobierno absolutamente dictatorial, revestido del ropaje de democracia usa esa constitución, y se empieza a dar la metástasis. Se toman las cortes, y se llega al límite de redactar en la mismísima presidencia de la república sentencias en contra de medios de comunicación y a favor del gobierno. Se pasan leyes “orgánicas” que no tienen razón de llamarse así, con candados para no poder ser fácilmente cambiadas, y se van destruyendo instituciones y creando por todos lados “Frankensteins”. Se declara que el presidente es el “jefe de todas las funciones del estado”. Se eliminan requisitos de informes previos de contraloría y procuraduría. Se destruye al BCE y se le toma su liquidez sin ningún control. Se impide la independencia de funciones, y se somete al legislativo a la agenda política del gobierno. Se silencia a periodistas, se persigue y trata de secuestrar desde el mismo gobierno, se destruyen los servicios de inteligencia, se socavan las bases e institucionalidad de la policía y FFAA del Ecuador, que sobreviven milagrosamente a convertirse en “fuerzas armadas revolucionarias” como las aberrantes fuerzas Sandinistas, que hoy son el aliado en la más miserable y vomitiva persecución religiosa que hayamos visto desde la que hizo Fidel contra la iglesia en Cuba. Y todo lo anterior adornado con la más espantosa cadena de proyectos corruptos, con sobreprecio, sobredimensionados y que sirvieron para destruir más la economía y la sociedad.

Para el 2017 ya el cáncer se había tomado todo el cuerpo de la nación ecuatoriana. La metástasis no dejó ni el pelo o las uñas del cuerpo social ecuatoriano sin células cancerosas.

No busquemos entonces solucionar “El problema del CPCCS”, “El problema de la Justicia”, “El problema de la Asamblea”. Busquemos a fondo cómo deshacernos de esa constitución, y cómo producir un acuerdo nacional a fondo, donde entendamos los problemas, su gravedad, su complejidad y entendamos todos los ecuatorianos que salir de este estado de cosas es labor de TODOS LOS ECUATORIANOS y no solo del gobierno.

En otras palabras, hay que refundarnos, no “refundirnos” como hicieron aquellos que produjeron este cáncer, que nos fundieron, como aquellos que hacen líquidos los metales.

Si no entendemos esto, y no lo hacemos, cosa nada fácil, el futuro del Ecuador no es gris, es ciertamente negro, y del color de esos agujeros que según los científicos terminan tragándose estrellas y elementos del cosmos.

No busquemos en hechos de hoy, lo que se originó hace muchos años. Las cosas se deshacen como se hacen. Enfrentemos como nación el reto de cambiar esta constitución y este esquema político perverso. (O)