Como es conocido la historia la suelen escribir los vencedores y, por lo tanto, su narrativa se construye desde esa visión e intereses afectando –como se podrá intuir– la verdad de lo sucedido. Entonces, nos enfrentamos ante hechos muchas veces que han sido intencionalmente deformados, mutilados o sencillamente escritos al sabor y picante de quien domina la escena. Afortunadamente, dice la escritora española Carla Montero, “... el paso del tiempo también da voz a los vencidos...”. De ahí la importancia de valorar todo esfuerzo intelectual encaminado a reescribir la historia de una manera mucho más objetiva, visibilizando personajes, contribuciones y hechos que fueron en su momento intencionalmente silenciados, haciendo emerger con fuerza documental la verdad histórica.
Precisamente, el Dr. Félix Paladines Paladines, uno de los intelectuales lojanos más destacados del país, y que viene trabajando de manera infatigable en temas de identidad y cultura, acaba de publicar un libro fundamental titulado ¿Por qué escribir la historia desde la periferia?, trabajo que ofrece luces, con base en el análisis de fuentes primarias que dispone el Archivo Histórico de Loja, para comprender muchos momentos históricos que el centralismo –que es otra forma de sometimiento y dominio– decidió soslayar. Y como bien lo dice el autor, “... las historias regionales no se valoraron, se desconocieron y muchas veces hasta se negaron...”.
Paladines, con la claridad y rigor académico que le caracterizan, nos entrega una obra que recoge tres ensayos: ¿Por qué escribir la historia desde la periferia?; antropología cultural sobre la gastronomía lojana; y, el oro de los paltas y yaguarzongos; capítulos en los que se colocan los puntos sobre las íes y se presenta a los acontecimientos de una manera integral y contextualizada, lo que permite con sentido crítico al lector descubrir eventos que pretendieron ser minimizados. Basta centrarnos en la época de la independencia para desvelar, por ejemplo, el aporte entregado por Loja en las batallas de Pichincha, Junín y Ayacucho. Félix Paladines, destaca, verbigracia, “... el aporte inmenso que esta provincia había hecho, en hombres, dinero, mulares, ganado vacuno y abastecimientos...”. Así también se resalta que, en Ayacucho, de los 5.700 hombres al mando de Sucre, 2.550 fueron ecuatorianos, de esos “... casi la totalidad lojanos y cuencanos”.
Y qué decir de la importancia que tuvieron los mulares como medio de transporte para recorrer la caprichosa geografía del sur. Según Paladines,
“… las huellas de las acémilas tejieron una urdimbre de contactos muy estrechos con el norte peruano…”.
Por otro lado, y respecto a la cocina lojana, eminentemente campesina, se desarrolla un interesante análisis con base en un bien trazado estudio antropológico, que la distingue en cuanto a la gastronomía de los granos y a toda esa cultura del café que hace diferente y única a la provincia de Loja. Finalmente, se destaca la importancia de la cerámica y de la extraordinaria riqueza mineral de una provincia ubicada en el ‘eje del oro’, entre Zaruma y Nambixa, como bien lo cita el autor.
Sin duda, se trata de una obra de obligada consulta y referencia. (O)