La Cumbre de las Américas se conformó por iniciativa del presidente Clinton en 1994, invitando a los presidentes de los países americanos a Miami. Con posterioridad se han celebrado ocho en diversos países, siempre convocadas mediante invitación del jefe de Estado anfitrión con resultados exitosos, respecto a los diversos temas sociales, económicos, políticos y ambientales. Pero siempre manteniendo incólume la vigencia de la democracia, los derechos humanos y la justicia, como principios fundamentales compartidos por sus integrantes. EE. UU. será la sede de la Novena Cumbre de las Américas, a celebrarse en Los Ángeles, California, durante la semana del 6 de junio de 2022. Como anfitrión el presidente Biden la preside e invita. Sigue siendo un proceso independiente de cualquier otra organización internacional, pero esta íntimamente ligado al sistema interamericano estructurado bajo la Organización de los Estados Americanos y ejercida por la Secretaría de Cumbres de las Américas, encargada a la OEA.

El presidente de México, López Obrador, protagoniza a nivel personal un premeditado intento de boicot a dicha Cumbre. Amenaza con su inasistencia, en el evento de que no fueren invitados los jefes de Estado de Cuba, Nicaragua y Venezuela, expulsados de la OEA. Se le han adherido otros países con gobiernos izquierdistas. Su propósito: “... la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie...”, como lo declaró en Cuba recientemente.

Bien hace el presidente Biden seleccionando a sus invitados. Su decisión obedece a una razón de Estado de su gobierno. A los que excluiría de su invitación, no comparten la agenda, los mismos principios democráticos, justicia. Acusados de la violación permanente a los derechos humanos por la OEA y por su alianza con Rusia en la invasión contra Ucrania.

Los influyentes senadores Robert Menéndez (demócrata) y Marco Rubio (republicano), del comité de Relaciones Internacionales del Senado, se oponen a la asistencia de los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre. “Esto es como invitar al zorro a la casa de la gallina”, dijo Menéndez a The Hill, valorando la Cumbre de las Américas como una oportunidad para las democracias regionales, no para “matones autoritarios”.

Para resaltar su importancia, el presidente Biden ha enviado a la primera dama, su cónyuge, en un viaje oficial a varias naciones, a promover la asistencia a la Cumbre de los jefes de Estado. Estuvo de visita en nuestro país. Sin perjuicio de la apertura a negociaciones diplomáticas con los renuentes.

La agenda de la Cumbre está orientada al progreso de los principios democráticos. No hay razón alguna para la presencia de aquellos gobiernos en los que permanentemente estos son lesionados, renegando pertenecer al sistema interamericano. El éxito de la Novena Cumbre de las Américas desluciría con su presencia.

Finalmente AMLO asistirá, a cambio de alguna ventaja que obtenga para México del anfitrión. Haría muy bien el presidente Biden en no ceder al amague del charro, ni de sus acólitos. (O)