El objetivo de producir un millón de barriles diarios no va más. El ministro Santos tuvo que admitir que la meta se ajusta a 600 mil hasta 2025. Hay que ser realistas ante la demora de ejecución de los proyectos que permitirían alcanzar el récord histórico.

Lo preocupante es que la curva de producción de Petroecuador, PEC, de 380 mil barriles, tiende a disminuir lentamente. Al tiempo, la contribución de la empresa privada del saldo para sumar 493 mil barriles no repunta. La meta de obtener 525 mil barriles en 2023 sigue siendo dudosa.

¿Hay problemas de liderazgo? Sin duda que sí, aunque el dilema principal pasa por lo sistémico. El deterioro del marco institucional del país tiene su correlato en PEC, donde la corrupción e inoperancia mantienen varada a la mayor empresa ecuatoriana con un presupuesto de 4.500 millones de dólares.

Un primer paso debe ser que el ministro de Energía –y no el titular de EMCO– presida su directorio; este último, recientemente designado, tiene otras 40 empresas estatales a las que dedicar su tiempo. Sería el espacio para que el secretario de gabinete y el gerente general de PEC, encargados de la regulación y operación petrolera, respectivamente, constituyan un tándem para evitar lo que ha venido sucediendo: que cada autoridad mire por su lado, sin integrar una misma visión estratégica.

Se derrumba producción de Petroecuador por una descarga eléctrica atmosférica que apagó 728 pozos

El gerente Aguiar ha optado por un perfil muy bajo y no comunica lo que viene haciendo. Es contraproducente porque le corresponde proyectar una imagen de confianza y seguridad ante el escrutinio público que es muy exigente ante la responsabilidad asumida. Es necesario el rol de cabecilla, con un discurso creíble, que rescate la fe perdida en PEC.

El mayor obstáculo sigue siendo una empresa tan alrevesada. Las autoridades pueden tener voluntad de cambio, pero la decisión política se entorpece por el absolutismo de la burocracia temerosa de correr riesgos. La forma de escudarse por el miedo a la Contraloría es un montón de informes y consultorías que, apilados en un escritorio, terminan sepultando cualquier iniciativa. Cansadas de esperar, las corporaciones con interés de invertir buscan otros destinos.

Para revertir el círculo vicioso es menester un enfoque más pragmático. En la actualidad hay 20 direcciones de área que reportan a la gerencia de PEC; no parece algo funcional para favorecer una gestión ágil y oportuna. A la vez, se suprimió la unidad de transformación empresarial y proyectos especiales, concebida para dinamizarlos, sin depender de engorrosos trámites.

Corresponde redefinir medios para permitir que la empresa reaccione con urgencia a situaciones cotidianas.

Un ejemplo: la reciente desconexión de la red de suministro de energía eléctrica de Auca, Sacha y bloque 15 que paralizó 700 pozos con una disminución de la producción de 56 mil barriles diarios. La contingencia pudo haberse evitado si desde hace cinco años se hubiera construido una línea de transmisión de apenas 3 km con una subestación del Sistema Nacional Interconectado. Esos campos siguen funcionando con unidades de generación térmica con diésel caro y subsidiado cuando podrían hacerlo con energía hidroeléctrica barata. Obviamente PEC paga la costosa factura. (O)