En el ámbito de la inseguridad, que se percibe en aumento, la modalidad de las extorsiones se va imponiendo en varios sectores. La alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, en una entrevista con este Diario, reveló que contratistas de obras públicas están siendo sometidos a esas extorsiones para que los dejen trabajar en los barrios que serán los beneficiarios de las obras.

Según la alcaldesa, los pagos exigidos pueden llegar hasta los $ 10.000 mensuales. Y esa es solo una parte de este grave problema que enfrenta la ciudadanía. Con anterioridad se ha conocido la queja de comerciantes que para seguir operando sin ser atacados no hallan otra manera que acceder al pago de la “vacuna” en zonas que están controladas por las bandas.

Esa práctica, característica de mafias internacionales, debe ser detenida. De lo contrario, seremos una sociedad atemorizada y secuestrada, a merced de la delincuencia que aparenta estar mejor organizada que el Estado y la población.

Ciertamente existen las instituciones encargadas de detectar el crimen, investigar sus modus operandi, procesar a los sospechosos, sancionar a los culpables y velar por que durante el cumplimiento de la pena recapaciten, se rehabiliten y regresen a la sociedad como sujetos de bien que aporten con su esfuerzo al correcto funcionamiento de un sistema que procure el bienestar común de la población.

De no ocurrir lo señalado, no será posible la paz social que se requiere para trabajar y desarrollarse de manera personal, comunitaria y a nivel de país. Por ello debe haber un despertar político, con un marcado enfoque de desarrollo social, para aunar esfuerzos que integren a todos aquellos que no pertenecen al bando de la delincuencia ni abogan por esta, y de manera decidida, sin personalismos, se tracen estrategias para quitarle al crimen organizado el poder que ha ido acumulando. La participación política es urgente, no con una finalidad de acceder a prebendas sino como opción de trabajar por el bienestar social, que en esencia es el bienestar para la familia y para uno mismo. (O)