Casi todas las naciones latinoamericanas y del Caribe dependen de importaciones para suplir sus requerimientos de fertilizantes, fundamentales para mantener niveles óptimos de productividad y sostener la actividad agropecuaria, tanto más necesarios por ser la región mayor proveedora de alimentos para el mundo (FAO, 2021); además son fuente de divisas y generación de empleos para su población. Solo Venezuela, Bolivia y parcialmente Colombia y Brasil se autoabastecen por poseer fábricas de nitrogenados y productos compuestos que contienen en mezcla física o química los tres elementos: nitrógeno, fósforo y potasio, infaltables en la nutrición vegetal.

Los altos precios de los sintéticos extranjeros y la reducción de oferta han obligado a los países a acudir a otras alternativas; sin embargo, Ecuador ha descartado una intervención estatal directa por decisión de la alta cúpula gubernamental. Tampoco habrá subsidios, lo cual significa que el área privada tendrá que encontrar las soluciones en el abastecimiento de abonos orgánicos enriquecidos con biológicos, especialmente dirigidos a la porción viviente de los suelos, complementados con los escasos químicos que puedan adquirirse. En esa línea se inscriben los esfuerzos de activistas y profesionales del campo de organizaciones gremiales como Asoterra (Asociación Tierra Dulce) y Upage (Unión Nacional de Pequeños Agricultores y Ganaderos), bajo la inspiración del ingeniero Vinicio Verdezoto Jiménez, organizadores de la Primera Feria Nacional de Abonos Orgánicos el 30 de abril pasado en el recinto ferial de la ciudad agroindustrial Milagro, que tuvo apreciable concurrencia de emprendedores exhibiendo una diversidad de nutrimentos para todos los cultivos.

Las cantidades de productos naturales para sustituir totalmente a los tradicionales serían inmensas, no existiendo reservas para satisfacerlas, como complicada sería la logística para movilizarlos, teniendo como ejemplo el caso peruano, donde se necesitarían 5,5 millones de toneladas de guano de islas (del quechua wásnu, abono), con 12 % de nitrógeno, resultante de la acumulación de deyecciones de aves marinas, que no remplazarían los 1,2 millones de toneladas de fabricados importados, mientras que en el mejor de los casos la disponibilidad de esa sustancia alcanzaría solo 25.000 tm, insuficiente para cubrir requerimientos mínimos. Entre tanto, ha salido a la luz el aprovechamiento práctico de la orina humana (Universidad de Míchigan, EE. UU.) para ese mismo objetivo.

Investigaciones bajo responsabilidad de universidades y entidades de estudios superiores revelan que es factible el cambio hacia esquemas menos dañinos al ambiente, así como a las personas que los aplican en el suelo, siendo además de menos costosos no atentatorios a la salud, y son de amplia aceptación de los consumidores, con la ventaja de que mejoran la estructura y riqueza microbiológica del substrato donde se ubican las semillas y se desarrolla el sistema radicular. Lo aconsejable sería optar paulatinamente por la fertilización orgánica o mixta, probando los preparados de los propios finqueros, iguales o más eficaces que los industrializados. (O)