El indigenado desde la colonia, mediante lo que denominó “levantamientos”, se irguió contra la opresión y los abusos de los blancos y mestizos acerca de sus derechos. En 1944 conformó la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI) de orientación marxista; en 1965, la Federación de Organizaciones Indígenas, Campesina y Negros (Fenocin); y posteriormente, la Federación de Indígenas Evangélicos (Feine). En 1986 fundó la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) que surgió como fuerza política en 1990 al realizar un primer paro o levantamiento que paralizó a la Sierra como la Amazonía, obteniendo relativo éxito en sus demandas.

Pachakutik, como su partido político, en 1995 logró paulatinamente su plena incorporación a la vida política del país. Desde entonces ha formado parte integrante de los sucesivos gobiernos. En 1998 y 2008 constitucionalmente obtuvo la declaratoria de multinacional, multicultural y multiétnico del Ecuador y se aprobaron sus derechos civiles, a su identidad, tradiciones, a las tierras comunitarias y a la justicia indígena. Formó parte del fracasado triunvirato que destituyó al presidente Yamil Mahuad, y desde entonces sus líderes protestan, combaten la democracia y exigen el derecho exclusivo a dirigir el país. Ya van ocho paros. El último de 2019 está fresco en nuestras memorias.

Degenerando aún más sus metas clasistas con la violencia, su dirigente (no su líder) Iza y los mismos correístas “infiltrados” de 2019, frustrados sus propósitos, vuelven a aterrorizar Quito y la Amazonía. Han muerto varios ciudadanos y han sido heridos muchos más, como consecuencia de los bloqueos de carreteras, ataques a edificaciones de la Fiscalía y la Contraloría, destrucción de bienes privados y públicos, saqueos, secuestros de policías, paralizaciones de servicios de electricidad y agua, cercos a las actividades productivas.

Su objetivo, la impunidad para el correísmo y su dirigente, por cualquier medio, sin importar las consecuencias y el caos nacional. Pretenden por segunda vez un golpe de Estado que le permita regresar al país y al poder; y a su financista e instigador, el pretexto para la intentona de revocatoria presidencial en curso.

Los diez puntos de la agenda motivo de las movilizaciones, como lo explicó el canciller a la BBC de Londres, en un mea culpa sincero, reconociendo que el Gobierno, si bien es cierto resultó electo por las mismas fuerzas sociales reclamantes, los compromisos para con ellos no han sido aún atendidos debidamente. Acepta, tanto él como la ciudadanía, que ahora más que nunca se debe voltear la mirada a ellos corrigiendo esta omisión.

El presidente se ha comprometido abriendo insistentemente los caminos para el diálogo pacificador y constructivo, atendiendo favorablemente varios de esos puntos, últimamente la rebaja de combustibles, pero cuando la violencia y la cláusula imposible lo bloquean, la defensa del Estado de derecho y de la democracia es un imperativo que debe cumplir a toda costa el presidente de la República cuando peligran, mediante el estado de excepción haciendo prevalecer la Constitución. (O)