Las actividades agroalimentarias están sufriendo cambios radicales como consecuencia del cambio climático que podrían afectar a productores de frutas tropicales, fortaleciendo zonas que, siendo templadas, se han modificado por alzas de temperatura, que obliga analizar hasta qué nivel podrían desacomodar la competencia en los centros de venta de banano, aguacate, mangos o pitahaya. Desde el año 2012 viene operando una asociación de agricultores bajo la denominación de Asociación Española de Tropicales (AET), que ha demostrado dinamismo y eficacia para promover el desarrollo de cultivos de clima caliente en áreas atlánticas y mediterráneas, como las provincias de Cádiz y Huelva.

Este objetivo está sustentado en una vigorosa actividad de investigación e innovación tecnológica, con aplicación de digitalización de cultivos, mejoramiento varietal biotecnológico y fuerte lobby para demostrar las ventajas del bajo empleo de pesticidas químicos, con verificaciones de buen trato a trabajadores, a diferencia, al decir de sus promotores, de sus pares latinoamericanos, lo cual les confiere una indiscutible ventaja en la captación del sólido mercado de la Unión Europea y otros.

España está ubicada en franjas geográficas eminentemente templadas con particularidades distintas a las tropicales, pero ahora por efecto de las modificaciones climáticas y su máxima expresión el aumento de calor, ciertas regiones del sur de Europa circundantes al mar Mediterráneo han adoptado características que han permitido el desarrollo paulatino de sembríos de mangos, aguacate, papaya y pitahaya, registrando superficies de 25.000 hectáreas (solo en España), con cosechas que penetran en Europa con grandes ventajas por la cercanía, sin pago de tributos, con certificados orgánicos, sellos ambientales y sociales que rivalizan con fortaleza con la producción latinoamericana.

Se maneja la preferencia de los consumidores del Viejo Continente por bienes agrícolas que han comprobado escasa huella de carbono, excelente supervisión de fitosanitarios, enorme responsabilidad social, acorde con las estrictas normas europeas, demostrando grandes éxitos en investigación con la certeza y confianza que brinda la agricultura tecnificada luego de emplear biotecnología con edición genómica no transgénica, que avanza con rapidez, frente a la lentitud americana de generar nuevos materiales.

Lo expresado, perfectamente demostrable, también acontece en otros lugares como Italia, de parecidas ubicaciones en los límites de las zonas tropicales hacia las templadas, como las del sur de EE. UU., que seguirán ampliándose en la medida del incremento de la temperatura promedio del planeta, que es el factor más visible de la conflagración atmosférica, que unida a una dinámica promoción asegurará nichos de venta con mejores precios.

El crecimiento exponencial de “este pequeño milagro” de la naturaleza, como lo califica el presidente de la Asociación Española de Tropicales (AET), se consideraría una solución válida a la falta de rentabilidad de los típicos cereales que motiva la transformación productiva europea en el cinturón climático referido. (O)