Lasso es Moreno. Y si no, ¿cómo explicar que los dos mandatarios hayan logrado –casi en el mismo tiempo de gestión– poner a marchar a los cuencanos en las calles y con consignas que los identifican con su ineficiencia? En los últimos diez días, el cabildo municipal de la bella capital azuaya ha montado su Asamblea por la Defensa de la Paz en Cuenca, instancia pública que para esta tarde ha convocado a una masiva marcha ciudadana que no solo tiene que ver con la inseguridad galopante –que fue la que motivó la convocatoria–, sino con vialidad –o lo que queda de ella–, desempleo –el más alto de los últimos quince años–, falta de medicinas –solo en el sistema público–, caos en la entrega de cédulas y pasaportes –más por una migración forzada por el desempleo que por el plan Más Ecuador en el Mundo–, desprestigio de instituciones como la Policía y el Ejército –con Don Naza o la pérdida de droga incautada y armas de sus rastrillos por delante–, desarticulación política con la Asamblea –sosteniendo convenientemente a una de sus peores alfiles: Lupita Llori–, el baratillo con el cual están rifando las instituciones del Estado al grito de “monetización”…

... es muy probable que en los próximos meses todo el Ecuador mismo se ponga en marchas...

Es decir, razones para marchar hay muchas y no solo para los cuencanos atemorizados por la crisis carcelaria que terminó volcándose a las calles –o por maestros que se desangran frente a las instituciones de justicia–, sino para todo ciudadano que, reconociendo que “ya tenemos vacunas”, le echa gasolina al vehículo, compra un litro de aceite, intenta ingresar a una universidad pública, llama al call center del IESS, necesita medicinas para sus dolencias, cosecha banano, o simplemente desea que vendan el avión presidencial (risitas nerviosas en este punto).

Pero mientras eso suceda, y es muy probable que en los próximos meses todo el Ecuador se ponga en marchas, concentrémonos en las razones por las que Azuay hoy se levanta: más de 360 internos muertos en las cárceles del país, y todo esto se inició en el morenato y en los pabellones de máxima seguridad del Centro de Rehabilitación Social, CRS6 Turi.

El clamor de más seguridad pública, según los dirigentes barriales, representantes de gremios locales, empresarios del turismo, transportistas, comerciantes, no solo está relacionado con cárceles sino con el efecto transversal que genera la inseguridad en la anhelada reactivación económica. Además, los azuayos sentimos una deuda histórica relacionada con la conectividad: el olvido y aislamiento por la ausencia de una adecuada vialidad nos ha regresado a los magros años noventa donde al resto del país lo mirábamos solo por televisión.

Las deudas de la ciudad con Francia por el tema Tranvía también son ofertas presidenciales incumplidas que también nos ponen de pie. Esta oferta de campaña ha sido ratificada en al menos dos sesiones solemnes a las que el régimen ha enviado a sus funcionarios –uno de ellos el médico cuencano Alfredo Borrero–.

La exigencia de la Asamblea por la Defensa de la Paz en Cuenca que no convence del todo es la declaratoria del CRS Turi como cárcel regional, pues aquello no solucionaría la inseguridad social generalizada. Dicho esto, nos veremos esta tarde en las calles. (O)