Crear Capacidades, un libro de la filósofa Martha Nussbaum (2019), en colaboración con el premio Nobel Amartya Sen, aborda lo que una persona es capaz de hacer y ser, por elección libre, si tuviera las oportunidades –inherentes a la persona y al entorno político, social y económico– para lograrlo. Es una contra teoría “en esta era de problemas humanos acuciantes y desigualdades injustificables” que plantea la evaluación de la calidad de vida, la dignidad humana y la teorización sobre la justicia social básica, la injusticia y la desigualdad social arraigada.

Inspirada por Aristóteles, Tagore, Rousseau, Mill, Rawls, y otros, Nussbaum se pregunta si la calidad de un país solo mejora cuando aumenta el crecimiento económico vinculado al Producto Interno Bruto (PIB), ya que los niveles de salud, educación, atención a la discapacidad, etcétera, tienden a estancarse y no se optimizan con el supuesto crecimiento, especialmente en países en vías de desarrollo.

Según el Índice de Desarrollo Humano 2020 (PNUD, 2021) que mide esperanza de vida al nacer, nivel educativo, ingreso promedio, pobreza, desigualdad y brechas de género, Ecuador retrocedió al puesto 86 entre 189 países. El indicador de pobreza, por ejemplo, aumentó de 4,3 a 6,4 millones de personas; y de 1,5 a 2,3 millones en pobreza extrema.

En el boletín Análisis Semanal (12 abril), W. Spurrier y A. Acosta presentan la proyección del Banco Central para el 2022, situando el crecimiento económico en el 2,8 % frente al 4,3 % previsto por el Banco Mundial. Anotan que el aumento del PIB dependerá de factores externos negativos (productos caros, pérdida de mercados en Eurasia) y positivos (precio del petróleo), relativos a la guerra con Ucrania y la posible desaceleración de China.

Más allá del uso de los pronósticos del PIB, la cuestión es cómo impacta este crecimiento económico en la vida cotidiana, porque, como sostiene Nussbaum, “un orden político aceptable” debe procurarnos un umbral de 10 capacidades centrales: vida; salud física; integridad física; sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; otras especies; juego; y control sobre el propio entorno político y material. Dos de estas capacidades organizan al resto: razón práctica y afiliación.

La razón práctica ayuda a formarse una concepción del bien y a reflexionar críticamente sobre la planificación de la propia vida (libertad de conciencia y observancia religiosa). Las capacidades de afiliación promueven las diversas formas de interacción social y el interés por otros; la libertad de reunión y expresión política; y la protección de instituciones que velen por tales modos de pertenencia. Facilitan las bases sociales para sentirnos seres dignos de igual valía, con disposiciones que combatan la discriminación por raza, sexo, orientación sexual, etnia, casta, religión u origen.

Si nuestra calidad de vida es afectada en alguna de estas capacidades, tenemos derecho a exigirlas. No podemos deambular cual fantasmas de mirada distraída, sin notar que el horror de la violencia, corrupción e impunidad van convirtiendo a nuestro país en solo un recuerdo. ¡Despierta, Ecuador! (O)