En la fraseología y en la conducta de los actores del poder del Estado, en los tiempos que vivimos, se percibe que se privilegia confrontar. Parece que para no confrontar solo es posible sometimientos o condicionamientos, “bajar la cabeza”, en expresión vulgar. O una especie de vasallaje.

Y, en diversos niveles, se multiplican los que asumen ser Júpiter Tonante, expresión traducida del latín –no es tronante, que por error algunos usan– relativa a que Zeus aparecía en imágenes rodeado de truenos y relámpagos. Hay los “séniores” y los “aprendices” o pichones.

Desgastes

El ocaso de la democracia

En democracia la principal norma de conducta debería ser conciliar y llegar a soluciones más allá de las diferencias. Habrá tiempos, escenarios y circunstancias para confrontar.

¿Posiciones ideológicas marcan las diferencias? No, sino círculos o entornos, a veces negocios o intereses encontrados.

En días previos a la posesión de Guillermo Lasso como presidente de la República, mayo del 2021, hubo conversaciones de Lasso con Jaime Nebot y con Rafael Correa, de las que se separó Lasso para llegar a un acuerdo con Pachakutik y otros asambleístas. El actual presidente de la Asamblea, Virgilio Saquicela Espinoza, sin duda en la primera línea de oposición a Lasso, fue elegido primer vicepresidente de la Asamblea Nacional en mayo del 2021, con el auspicio de varias fuerzas políticas, entre estas del bloque de Gobierno que lo propuso; y en mayo del 2022 dirigió la operación de desalojo de la presidenta Guadalupe Llori, pasando a ser presidente. En mayo del 2023, para él se ven varias posibilidades: de no darse la destitución de Lasso por el juicio político, que con la mayoría de la Asamblea Nacional, está direccionando, pasaría a ser expresidente de la Asamblea Nacional; si la destitución va adelante, las posibilidades van desde la reelección en el cargo hasta, si por carambola se van el presidente Lasso y el vicepresidente Alfredo Borrero, ser presidente interino. De darse muerte cruzada, todos a su casa, para nuevas elecciones por el tiempo que falta del periodo.

Y si ensayamos la democracia...

¿Será posible sinceridad para coincidencias hacia soluciones en los gravísimos problemas del Ecuador?

Quienes votarán en el juicio político contra Lasso, al haber asumido en su mayoría posiciones de votar por la inocencia o por la destitución, realmente ya no son jueces. Lo de las pruebas que se sustancian y otras acciones para “formarse criterio” terminan siendo un cuento. Se está ante posiciones ya tomadas. Los que se separen de sus bloques, porque se desaparezcan a la hora de votar –lo hizo el bloque correísta para viabilizar la ley urgente económica y tributaria de Lasso del 2021, a la que se acusa de haber fulminado a sectores de ingresos medios– o porque voten diferente, serán tachados de traidores o vendidos.

Todo esto mientras en el Ecuador se profundiza el crimen organizado, la violencia extrema, el dominio de bandas criminales, con la acusación agregada de vinculación con sectores políticos en confrontación.

¿Será posible sinceridad para buscar coincidencias hacia soluciones en los gravísimos problemas del Ecuador? Hasta ahora no se percibe ese ánimo. ¿Por qué no se exige una agenda mínima para el efecto? (O)