Los análisis generados desde Chile, luego de los resultados electorales del pasado domingo, son numerosos y muy variados en el detalle.

Unos daban por sentado lo ocurrido y otros no entienden la respuesta del electorado que ubicó en la segunda vuelta y en primer lugar a José Antonio Kast seguido de Gabriel Boric.

Kast (55 años), abogado y político de ascendencia alemana, líder del Partido Republicano, ha sido etiquetado de “extrema derecha” por sus antagonistas. Su contrincante Gabriel Boric (35 años), de origen croata, también estudió derecho pero no obtuvo el título, ejerció seis años la diputación de Magallanes (región sureña) apoyado por Convergencia Social y fue candidateado por distintos partidos integrados en el Frente Amplio, entre ellos el Partido Comunista.

Según entendidos, los finalistas tendrán que buscar el apoyo del sesenta por ciento de los chilenos que no están ideologizados. Para el columnista de El Mercurio Gerardo Varela, el favor del voto que les falta es del Chile que está convencido de que la violencia no es buena, pero lamentablemente existe y hay que disuadirla, por ello es mejor tener más policías; del Chile en donde un niño tenga un padre que se haga cargo de su educación y sus gastos de crianza; del Chile que quiere un país sin división y sin ciudadanos de primera o segunda clase. Y claro, es un Chile difícil de complacer porque sus preferencias también son contradictorias: “… salvar el planeta pero con energía barata, mejorar su pensión pero sin ahorrar, y ganar más pero trabajando menos…”.

Pero también hay que satisfacer a quienes ansían moderación, sin retóricas de miedo que manipulan a las bases y al mismo tiempo asustan a los demás ciudadanos, entre estos a los de las clases medias. A aquellos que han dado señal clara de estar en contra de la violencia y de los burladores de las normas legales.

No pocos sostienen que los disturbios alentados por el Partido Comunista incidieron en los resultados que favorecen a Kast. Esto porque la gran mayoría descontenta, expresada durante el gobierno de Piñera, afectada por el bajo crecimiento económico, luego sintió temor por la inseguridad que reflejó la violencia y el irrespeto a las fuerzas del orden por parte del vandalismo organizado, precisamente respaldado por el indicado partido que hoy apoya a Boric, con signos de condicionarlo en su gestión si llegara al poder.

El presidente, Sebastián Piñera, puso su parte con la debilidad y cobardía demostrada durante los últimos años, pues no fue capaz de asegurar el estado de derecho. En este aspecto, el periodista John Muller lo sentenció así: “… demostró que no era capaz de defender su perímetro de autoridad, al no ser capaz de impugnar que se aplicaran resquicios para invadir sus competencias privativas”.

En fin, pareciera que hay más votos de la derecha que los imaginados por la izquierda chilena; y José Antonio Kast, aún en un ambiente electoral “antipartidos” podría ser el vencedor de la segunda vuelta, pues su organización política tiene poca historia para críticas y le sería más fácil lograr apoyos. (O)