Se debería ‘bombardear’ África ante el peligro de nuevas mutaciones en un continente atrasado históricamente por las potencias europeas, al usarlo como combustible biológico en beneficio de sus economías. Ahí una causa de la disparidad reflejada en la pandemia de COVID-19 y las vacunas. Países europeos van de un 90 % al 26,6 % de población —sobre los 12 años— vacunada con dos dosis, pese a rezagados, como Macedonia 39%, Albania 35,5 % y Bulgaria 26,6 % (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades). Cifras que muestran desigualdades económico-sociales en el continente europeo, pero mayormente con algunos territorios de África, como la subsahariana, con entre el 1 % y 13 % de su población inoculada con dos dosis.

Escasez de vacunas por acaparamiento; incompetencias, corrupción y desorganización de ciertas naciones; redes de salud de pésima infraestructura; desinformación y miedo por supuestas secuelas; destrucción de dosis entregadas con poco margen de caducidad, etcétera, agravan una sanidad africana compleja y evidencian rezago colonial en el imaginario de algunos Estados europeos que insisten en tratar a África como región de tercera. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la disparidad hace de África caldo de cultivo para nuevas mutaciones del virus, pudiendo perpetuar la pandemia con variantes más complejas que ómicron. ¿Por qué las naciones desarrolladas no realizan una cruzada y ‘salvan al mundo’ como cuando van tras recursos naturales?; ¿qué esconde esa parsimonia hacia dicho continente?; ¿habrá interés en prolongar el ‘negocio’ del COVID-19?; ¿la desesperación, el miedo, la muerte entrarán en los cálculos inversión-retorno? No basta que la OMS solicite a los países más ricos no acaparar vacunas, urge actuar decididamente para neutralizar la propagación de nuevas variantes para la tranquilidad global.

‘Bombardeen’ África con vacunas en buen estado, logística, estrategias, asesoramiento, campañas masivas de exámenes PCR, suficiente personal de apoyo para inmunizar a este pueblo explotado por foráneos y propios. De esta forma se debilitará el virus y elevará sus cifras de inmunizados a un 75 % o más, mucho antes del 2024 proyectado por la OMS. ¿Que algunos países africanos no tienen suficiente financiamiento?, los Gobiernos ricos pueden descontar de lo históricamente despojado a esas regiones. Además se requiere apoyar y no entorpecer la iniciativa Covax para una distribución solidaria y equitativa de las vacunas y exigir a China mayor presencia en África, no solo en donación de grandes cantidades de dosis prometidas por su presidente, sino también con infraestructura, accesorios médicos, pruebas, contingente humano, para ayudar de manera eficaz a resolver este problema.

“Dios ya se fue de África”, afirma el teniente A. K. Waters en el filme Lágrimas de sol, del 2003, sobre el caos político en una Nigeria abandonada a su suerte; no es casualidad esta África rezagada en la vacunación. Dios no se ha ido; seguro mira furioso la negligencia y el egoísmo de algunos líderes mundiales para manejar el desastre. (O)