En algún relato histórico he leído de la imposibilidad de defenderse de muchos enemigos en derredor si no se tiene libertad de movimiento, porque se tiene una bala de cañón atada al tobillo. Eso es lo que le ocurre al presidente Guillermo Lasso, quien aunque ha prescindido de los colaboradores que trajo de su banco, con lo cual recuperó aliento, no ha cortado por lo sano su relación familiar que es la bala de cañón que atada a su tobillo le impide defenderse. No se trata de asuntos sentimentales sino de Estado, de país, de democracia. Y la mejor manera con la que el presidente puede demostrar su respeto a la administración de justicia es respetando la independencia de la Fiscalía, no retirando a los actuales policías de investigación y no interfiriendo en la reapertura del proceso investigativo en Manta, que ya ha sido solicitado por Fiscalía, y que puede tener un grave efecto político.

Diálogo Gobierno y movimientos sociales volvería a ‘cero’ al retomar la agenda de diez puntos que alentó el paro nacional en 2022

Hemos visto que en acto público en Guayaquil intervino el nuevo ministro de Gobierno y no lo hizo el presidente, lo que es saludable, porque evita la confrontación directa del presidente. Si se llegara a plantear el juicio político, dependerá su calificación, admisibilidad, de la Corte Constitucional, que tendrá que resolver si la Constitución permite a la Asamblea Nacional enjuiciar más de una vez al presidente. Recuérdese que la Constitución no le autoriza al presidente a disolver la Asamblea más de una vez. De esta interpretación depende la estabilidad de la República.

El correísmo anticipa que solicitará el juicio político contra el presidente de la República, Guillermo Lasso, por traición a la patria y omisión

Dentro de la misma trama legal, aunque desde el punto de vista del derecho privado, puede tener graves repercusiones políticas la anunciada demanda penal del cuñado del presidente al periodista Anderson Boscán por injurias calumniosas graves. Si el periodista es absuelto –como muy probablemente lo sería–, la derrota implicaría que sus acusaciones fueron fundadas y el “Tribunal de la Opinión Pública” considerará que el presidente ha sufrido una derrota moral. Así le ocurrió a María Antonieta en el episodio del “Collar de la Reina”, en el que ella exigió que sea condenado el cardenal de Rohan. El Parlamento declaró inocente al cardenal y la reina fue, moralmente, considerada culpable, aunque nunca fue parte del juicio.

Guillermo Lasso viaja a Costa Rica, por acuerdo comercial, el día que se debatirá el informe del caso Encuentro

En el drama político que se vive permanece el problema de Leonidas Iza y los movimientos indígenas. Han denunciado los acuerdos con el Gobierno, y a este lo acusan, irresponsablemente, del asesinato del dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) Eduardo Mendúa.

Oswald Spengler dice que el Estado es como una nave que debe ser conducida por un capitán, un marino, que conduzca felizmente a puerto su preciosa carga, la economía –no al revés, que es lo que me parece han tratado de hacer con desmedro de la atención a las apremiantes necesidades populares–. Se diría que la interpretación “bancaria” de la política nos ha conducido a la situación actual, en la que una acusación periodística ha producido tantas bajas en el equipo de Gobierno, y ha desatado una de las más graves crisis políticas de nuestro tiempo. Hace falta un cambio de rumbo en la conducción económica y política. Queda poco tiempo. (O)