Habría apagones a partir de octubre y todavía no se toman las medidas necesarias para paliar este peligro.

De octubre a marzo es el estiaje en el régimen de lluvias amazónico; las plantas hidroeléctricas del Oriente no tendrán suficiente agua para generar. En la Costa para entonces se inician las lluvias, pero solo hay una hidroeléctrica importante, Minas-San Francisco. Daule-Peripa tiene una presa grande, pero su objetivo es irrigación y control de inundaciones; retiene agua cuando llueve demasiado en la Costa. Hay una tercera hidroeléctrica, Toachi-Pilatón, con trece años en construcción y no está lista.

Ante la insuficiencia hidroeléctrica hay que generar con base en hidrocarburos. Pero el Estado no ha mantenido, peor renovado, las obsoletas plantas térmicas y no puede contarse con que rindan cuando se las necesite. Se estima el déficit de generación en unos 500 MWh en horas pico. Esta situación ya existía el año pasado, pero se compró $ 70 millones de energía a Colombia con lo que se evitaron los apagones masivos. Este año Colombia no nos podría suministrar energía ya que El Niño que se anuncia y que nos trae raudales de agua en Colombia causa sequía.

El contexto es un sistema eléctrico rígidamente estatizado, de empresas públicas ineficientes, corruptas, y un gobierno central que devora ingresos para satisfacer su creciente burocracia y no asigna lo suficiente para la inversión de las estatales.

Lo primero que hay que hacer es eliminar obstáculos para que los privados inviertan en autogeneración. Ya existe la voluntad del Gobierno de hacerlo, pero en las leyes y reglamentos abundan trabas que desalientan la inversión. Que los consumidores residenciales instalen paneles solares, las empresas monten plantas hidroeléctricas o térmicas propias y que los autogeneradores vendan sus excedentes a otros sin tener que coleccionar permisos.

En cuanto al Estado, que sepamos, no está en marcha un plan emergente para reparar las centrales térmicas. La central Termo Machala podría generar 252 MW, pero está lejos de ello porque le falta gas debido al mal manejo del campo Amistad desde que EDC, hostilizada, vendió sus derechos al Estado en 2010. El correato supuestamente invirtió $ 600 millones en buscar gas, pero la producción cayó. Ahora hay que contratar gas para completar lo que necesita Termo Machala, para lo cual debe haber un concurso abierto, que atraiga propuestas. No incurrir en convocatorias defectuosas que se cancelan para favorecer que, en el último minuto, se contrate con algún proveedor mañoso que esté listo a entregar el gas en condiciones leoninas: algo así como los contratos de venta crudo del correato.

El mediano plazo requiere inversión privada. Es inexcusable que en dos años el Gobierno no haya podido concesionar el ulterior desarrollo del campo Amistad ni firmar contratos para explorar hidrocarburos en el golfo, habiendo empresas interesadas en buscar gas corriendo con el riesgo.

El Estado deberá reemplazar las centrales obsoletas a diésel con nuevas a gas. Concesionar el terminal de Monteverde y que la concesionaria lo adapte para también recibir metano. Concesionar la construcción de nuevas hidroeléctricas. Reducir el subsidio eléctrico.

Estamos a cinco meses del estiaje, no podemos perder tiempo. (O)