La agenda que llevó Guillermo Lasso a Pekín tiene como primer rubro un acuerdo comercial. El jueves se firmó una carta de intención para el inicio de las negociaciones. Hoy Ecuador es con mucho el principal abastecedor de camarón de China, y la competencia son los países vecinos de China, cuyo camarón entra sin arancel. Para consolidar su presencia en el mercado camaronero chino, Ecuador requiere un acuerdo comercial. China es neta importadora de alimentos y el Ecuador es gran exportador agroalimentario. El acuerdo nos facilitaría exportar otros productos, como el banano.

Para el banano y las flores, más importante es el mercado ruso y de los países exintegrantes de la Unión Soviética. Ecuador lidera en banano y flores a Rusia, pero han expirado las preferencias arancelarias. Países que ya tienen un acuerdo con Rusia, entre ellos Colombia, buscan desplazarnos. Estos 3 productos y otros, entre ellos, piñas y pitahaya, cuyas ventas van en alza, se beneficiarían de acuerdos con Japón y Corea del Sur. Hace 50 años Japón era nuestro principal comprador de banano. Con las dificultades de Filipinas en aumentar su producción por la presencia del fusarium R4, es la oportunidad de volver al mercado nipón.

Esos cuatro países deben ser nuestras prioridades para acuerdos; EE. UU. encabezaría la lista, pero el presidente Biden es proteccionista y no quiere acuerdos. Con la Unión Europea ya hay un acuerdo que marcha muy bien.

Lo que hace noticia es el acuerdo con México, que es un gran proveedor del Ecuador. Las negociaciones se han prolongado porque México no quiere abrirse a nuestros productos, ya que el país azteca también tiene una zona tropical donde pesca camarón y produce banano y cacao para exportación. Los cancilleres respectivos han puesto este mes como plazo para que culminen las negociaciones. El acuerdo con México es requisito para ingresar como socio pleno a la Alianza del Pacífico, y a su vez, negociar como bloque con los países asiáticos. Mayor Ecuador en el mundo.

La apertura requiere que las autoridades creen un entorno más favorable a la exportación. Devolver los impuestos pagados por los insumos, partes y piezas: no se pueden exportar impuestos. Ya existe la norma, pero no se cumple.

La infraestructura y servicios públicos, o se privatizan o mejoran. El Estado suministra combustibles de pésima calidad. El mercado europeo requiere que sus proveedores cumplan con normas ambientales, pero si las fábricas usan diésel contaminante, no pueden reducir las emisiones. El servicio eléctrico no es confiable. El país ha invertido miles de millones en generación, pero descuida la trasmisión.

El más fácil acceso a mercados extranjeros tiene como contrapartida menor protección a la producción nacional. Los vehículos, textiles y calzado, entre otros, tendrían una más fuerte competencia de sus similares mexicanos y chinos. Las empresas nacionales que dependen de la protección deben reorientar su producción a líneas en que puedan competir con los importados, y preferentemente exportar. Recientemente las autoridades nacionales derogaron normas técnicas para baldosas y alimentos procesados, reduciendo la protección para esas industrias. Otra señal es la política de cielos abiertos, y ya no hay aerolíneas de bandera que proteger.

Más mundo en Ecuador. (O)