Ya recibimos el 2023 comiendo y bebiendo de más. Ya pasamos de la culpa al propósito de enmienda: cuidar mi cuerpo, llevar una vida más sana, hacer más deporte o algo así escribimos en nuestras listas para este año que empieza. Es lindo saber que no estamos solos en el anhelo de cambiar para bien. Leí que una de las trends de wellness y fitness de este año será la biophilia. Philia, ya saben, en griego es amor; bio: vida, naturaleza. Tanto griego e inglés para decir algo de lo más simple: los seres humanos por fin reconocemos que no hay nada más sanador, liberador y divertido que hacer deporte en medio de la naturaleza.

...podríamos ahorrarnos el dinero gastado en ropa deportiva cara y de moda e invertirlo en pasear por paisajes hermosos...

Así que este año se pondrá aún más de moda salir a correr o bailar en el bosque, hacer yoga en la playa y ciclismo en el campo. Si algo de bueno nos dejó el aislamiento pandémico es las ganas de escapar al aire libre. Ya basta de pedalear con sudor y lágrimas en una bicicleta estática sin llegar a ningún lado ni ver otro paisaje más que las paredes sucias del gimnasio. Basta de caminadoras eléctricas y demás equipos de tortura. A caminar entre los árboles, remar en la laguna y estirarnos entre las flores del jardín. Y por favor, dejémonos de uniformes. Olvidemos los leggings de jogging, los pantalones de yoga y, por sobre todo, los shorts de licra de ciclismo. Obviamente no le diría esto a Richard Carapaz (solo a él le perdono esos shorts), a Iván Vallejo o a nuestra gloriosa selección de fútbol, porque para esas cosas sí que se necesitan uniformes, y el material del que están hechos es cuestión de rendimiento e incluso de supervivencia. Pero el resto de nosotros, ordinarios mortales a quienes nos falta el aire tras pedalear diez minutos, podríamos ahorrarnos el dinero gastado en ropa deportiva cara y de moda e invertirlo en pasear por paisajes hermosos y andar, nadar y bailar por ahí vestidos con cualquier trapo viejo y cómodo. Si la ropa la quieren para echar pinta y postear selfies con trending hashtags y añadir así valor a su estatus social y económico, entonces les recomiendo revisar esa lista de propósitos para el 2023 y aumentar una cosita: dejar de postear pendejadas. Para los vanidosos como yo es difícil, lo sé, pero créanme que en unas décadas me lo agradecerán, cuando no haya constancia de cómo nos ataviábamos para ejercitarnos. ¿Han visto a Jane Fonda haciendo aeróbicos en esos leotardos que en los 80 eran el último grito de la moda? Ni a Jane Fonda, la verdad.

Ahora es el momento…

Estrenamos tiempo

Fitness por aquí, wellness por acá, vivimos buscando formas de escapar al sedentarismo y liberarnos del estrés. Siempre tensos mentalmente (trabajando demasiado, comunicándonos de más, sobreexponiéndonos a estímulos sensoriales, bombardeados de noticias malas, falsas o peor, malas y falsas) mientras nuestros cuerpos sufren inmóviles. Con los glúteos pegados al asiento nos transportamos en carro, bus o avión; sentados, la espalda rígida, hacemos prácticamente todo por internet (trabajar y gastar dinero, entretenernos, comunicarnos y hasta enamorarnos), pasamos la vida sentados sin mover un solo dedo (metafóricamente) y literalmente moviendo solamente un dedo. Así que en este año que empieza les deseo que dejemos descansar ese dedito y nos pongamos a mover ese cuerpito. ¡Salud! (O)