A muchos políticos se les cae la baba, les brotan los ojos, pelan los dientes exhibiéndose como futuros candidatos a las próximas elecciones, por la ambición de sangrar a una pequeña república muy maltratada que tiene una tierra fértil, pudiendo exprimirla más, abusarla, ‘ganar’ dinero, poderío, burlarse de los votantes que siempre escogen a los menos malos, los menos peores de lo peor.

Tienen la osadía de la verborrea desprestigiada por la cual dicen que van a salvar al país dado que son la única y la mejor opción, tienen las soluciones a todos los problemas, por tanto van a competir. Hace poco decían que sufrían demencia por estrés, veían fantasmas que les mandaban voces del más allá, donde querían volar para acabar con las visiones de paredes pintadas de sangre; otros decían palabras trilladas, y por ser de sexo femenino les criticaban sus vidas, trabajo y sufrían de ‘linchamiento mediático’. Hoy en día se les fue el gran ‘sufrimiento’, son activos, ardientes en campaña, tienen fuerzas, las mentes lúcidas en las promociones que se hacen con sus partidos políticos para volver a la troncha. (O)

Jorge Luis Idrovo, Guayaquil