El gobierno de Guillermo Lasso se aprestar a cumplir un año en funciones con un balance negativo en cuanto al cumplimiento de sus atribuciones, lo que ha provocado una situación de total incertidumbre y sin rumbo alguno a todos los ecuatorianos, debido a que no está realizando las ofertas de campaña.

El único acierto cumplido es la vacunación contra el COVID–19, para lo cual contó con la ayuda internacional, de gobiernos seccionales y especialmente del pueblo que acudió masivamente a inocularse; pero en las otras áreas deja mucho que desear. La inseguridad se ha tomado las cárceles, las calles y todos los lugares del país con las espeluznantes masacres de personas privadas de la libertad en todos los centros de reclusión, los diarios asesinatos al estilo sicariato por doquier, a causa del creciente apogeo de los grupos delincuenciales y traficantes de drogas en sectores urbanos y rurales. En el campo de la salud y la educación hay graves falencias que no se quieren corregir, el Gobierno prefiere aumentar la reserva internacional en miles de millones de dólares, mientras los ecuatorianos se mueren en los hospitales porque no hay medicinas ni insumos. Constantemente se despide personal médico y paramédico para que desmejore la atención a los enfermos. Hay cientos de centros educativos que no inician las clases presenciales porque están destruidos y las autoridades educativas no hicieron nada para arreglarlos a su debido tiempo, perjudicando a miles de estudiantes en el Litoral. En el Registro Civil no hay material para cedulación y pasaportes, y en otras entidades la atención es deficiente y tardía, aparte de que muchos servicios públicos y los productos de la canasta básica han elevado las tarifas con perjuicio a los bolsillos de los ecuatorianos. A pesar de tener mayores ingresos fiscales el Gobierno no invierte en obras y servicios que solucionen los graves problemas que afectan al pueblo. Es hora de rectificar. (O)

José Ignacio Gorotiza Véliz, licenciado en Educación y periodista, Guayaquil