Cada ser humano de una casa tiene obligaciones con terceras personas que realizan labores domésticas en su hogar: cocina, lavado de ropa, limpieza, cuidado de niños, enfermos, ancianos; trabajo de jardinería, transporte de personas, etc.

Las obligaciones de dichos empleadores no pueden ser bajo un sentido ilimitado sometimiento a quien funge de jefe y a su familia, logrando una especie de esclavitud en una época donde existe democracia y libertades para todo ser humano. Por otro lado las obligaciones de los empleados no tienen que ser de abuso, engaño, falta de respeto a los miembros del hogar que le dan un trabajo, sueldo, trato digno: llegar tarde, faltar al trabajo, no avisar, no mandar un reemplazo; dañar, romper, despilfarrar las cosas y los recursos de la casa; no cumplir bien los quehaceres; meter a la casa de los patronos a parejas, amigos, familiares extraños; etc. Es dable la interrelación en el respeto, la honradez y la ética de empleados del hogar y los empleadores dueños de casa. (O)

Eduardo E. Jiménez Macías, Salinas, Santa Elena