Es estos momentos de distanciamiento social por la pandemia del COVID, en organizaciones, instituciones, se evidencia la necesidad de mejorar los controles internos para mitigar peligros frente a los delitos financieros digitales, entre estos el robo de datos, la suplantación de identidad, el hackeo de información, la extorsión, los fraudes, las estafas y más que viven en el ciberespacio.

Deben mantenerse políticas firmes por la delincuencia a través de internet que se agrega a los riesgos ya existentes considerados en los manuales de prevención. Contar con profesionales en materia de cumplimiento que apliquen normas para que minimicen la inseguridad, analizando la información interna y externa tanto de clientes de instituciones, empresas; proveedores, colaboradores y accionistas. Recordemos que un empleado, colaborador, corrupto puede ocasionar un daño más grave que cualquier delincuente, o un riesgo externo, ya que cuenta con información privilegiada, conoce los atajos y las debilidades con los que puede comprometer los procesos internos, operaciones, manipular programas, alterar contenidos, debilitar los mecanismos de defensa de una organización y ocasionar daños y perjuicios a toda la empresa. La verificación de antecedentes personales antes y después de cada contrato, son mínimos y recaen en personas poco familiarizadas con el tema de control de riesgo, por tanto las organizaciones deben invertir más recursos en este punto. Toda la sociedad debe crear una cultura de prevención para evitar los delitos, la corrupción, el lavado de los activos; mitigar los riesgos, invertir en capacitaciones técnicas actualizadas y a no solamente reportar las alertas. Siempre es mejor prevenir que lamentar. (O)

Jorge Xavier Sanyer Quimí, contador máster en Administración de Empresas, consultor en Prevención de lavado de activos, Guayaquil