Es evidente que los ecuatorianos tenemos un problema. Somos desmemoriados políticamente hablando, y velamos solo por el bien individual. No pensamos como una nación y nos dejamos manipular a placer de quienes se quieren beneficiar de nuestra ingenuidad.

Parece que todo lo que sucedió durante una década ha quedado en el completo olvido. No nos acordamos del 30 de septiembre y las muertes de inocentes, de los casos Delgado, ‘comecheques’, Gabela, ‘gran hermano’; de los acuerdos con las FARC, la “metida de mano a la justicia”; sobornos, los chalecos para los motociclistas, las ambulancias improvisadas, la narcovalija, los títulos falsos; casos Duzac, Petroecuador y Odebrecht; tío del vidrio, las corrupciones en el IESS, contralor prófugo, repotenciación de la refinería, los mil quinientos millones que gastaron en una refinería que no existe, los hospitales sin médicos ni medicinas; caso Espinel; sobreprecios en casi todas las obras, Senagua, los diezmos, la ley de comunicación; casos Balda y de la Senain; sabatinas, el CPCCS, la “recaudación para reconstruir Manabí”, por mencionar unos cuantos. Ni siquiera nos acordamos de que un exvicepresidente está preso y un expresidente prófugo está sentenciado a 8 años de prisión.

¿De verdad somos capaces de olvidar tan fácilmente todas estas atrocidades y volver a votar por quienes las cometieron? (O)

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Macario Stefano Rosania Larrea, Quito