Con indignación e impotencia me dirijo a la comunidad guayaquileña a través de este medio de comunicación, el Diario EL UNIVERSO, con su Sección Cartas de los lectores, para unirme a la inmensa cantidad de ciudadanos perjudicados por el sistema de los fotorradares para controlar la velocidad de los vehículos, está instalado en la vía a la costa, en particular en el tramo Chongón–Progreso.

Tengo que viajar por trabajo regularmente hacia Posorja y Puerto El Morro (Guayas) y en los últimos dos meses me han llegado cuatro multas por supuesto “exceso de velocidad”. Mi pregunta es ¿por qué en los dos últimos meses y en los mismos sitios, si tengo años viajando para allá?

La respuesta es obvia para mí, los equipos de los fotorradares están descalibrados en este tramo y ni a la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) ni a la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) no les importa verificar las multas y los equipos. Con la notificación llega al conductor hay un ‘certificado’ de la homologación de los dispositivos de la Agencia Nacional de Tránsito firmada por un pofesional ingeniero a cierta empresa técnica. Un documento que no hace más que confundir y diluir la responsabilidad de quién tiene que calibrar los radares y quién tiene que regular dicha calibración.

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¿Hasta cuándo los ciudadanos tenemos que soportar la indolencia y la incompetencia de los burócratas a cargo del mantenimiento de estos fotorradares?

Por todas las denuncias en las redes sociales y en los medios de comunicación que hay sobre el tema y muchas multas por infracciones de tránsito, tengo poca esperanza de que una institución tan cuestionada haga algo al respecto. Tal vez otra institución pública como la Defensoría del Pueblo pueda despertar e intervenga.

Lo cierto es que estamos en la indefensión en las carreteras del país. (O)

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Fernando Félix Grijalva, Guayaquil