¿Quién ganó el paro?, ¿ los dirigentes indígenas y sus seguidores, o los que ayudaron a encender el fuego y pescar a río revuelto?, ¿o el Gobierno o más bien el presidente Lasso? Todos perdimos.

El líder de indígenas salió de Quito como ganador de campeonato mundial, gritos de alabanza y rostro de satisfacción de sus hermanos de sangre, despidiéndose como un ‘mesías’ que promete volver, mientras el alcalde, las autoridades, dirigentes empresariales, los gremios de las cámaras de la producción y la temerosa población vieron una vez más la destrucción de la ciudad. Con una asamblea hipócrita de la mano del que por el “bien” de su patria y por el encargo de la población que votó por ellos para que legislen, fiscalicen, defiendan la Constitución, las leyes y la democracia; estuvimos a un pasito de retroceder a la época de que cada año teníamos nuevas autoridades, empezando por un nuevo mandatario, nueva cúpula militar, nuevos presidentes de los poderes del Estado, de las cortes y más. ¿Quién ganó? Nadie.

Los dirigentes indígenas están satisfechos porque lograron reducir el costo de combustibles en 15 centavos de dólar. ¿Es un gran logro? No, ¿acaso la mayoría de los pobres tiene vehículos o maquinarias que podrían beneficiarse de dicha rebaja de combustibles, o no se dan cuenta de que sus dirigentes usan combustible de alto octanaje? ¿Esto ayuda a sus comunidades a salir de su pobreza?, mejor diríamos, ayudaría a mejorar a sus limitadas ganancias. Mejor me hubiera gustado escuchar a los dirigentes gremiales que el valor de los combustibles se quedaba como estaba y los más de $ 340 millones anuales que generan esos 15 centavos, el subsidio a los combustibles sea otorgado en decreto focalizado al sector indígena y todas las comunidades campesinas del país. (O)

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Alfredo Ludeña Valdiviezo, avenida Samborondón