El mayor progreso de la humanidad en esta época, según Umberto Eco, es la prolongación de la esperanza de vida en la tierra de los seres humanos. Un planeta donde la vida terrenal es más larga, la expectativa de vida hasta más de los 80 años, pero no es igual para la mayoría de la niñez ecuatoriana.

Ante el grave problema de salud pública del Ecuador, la desnutrición crónica infantil (DCI), con alta tasa de prevalencia mayor al 30 % durante algunas décadas desde el siglo pasado, es un problema que nos atañe a toda la sociedad. La crisis alimentaria que viene arrastrando nuestra niñez necesita de una solución más pragmática y efectiva, aumentar el bono paliará en algo, pero no es el arma más eficaz y segura a corto plazo. La DCI es un problema endémico en nuestro país por más de tres décadas, particular e idiosincrasia de nuestro pueblo, la solución es más compleja, la educación nutricional de la población, especialmente a las madres en estado de gestación, es el inicio para tratar de disminuir esta alta prevalencia, hay que desmitificar a la panela, raspadura de la caña de azúcar como fuente principal de macronutrientes, es solo fuente de energía, su aporte proteico es del 1 %, por ser un carbohidrato igual que la azúcar refinada blanca con micronutrientes como calcio, magnesio y el hierro.

Niños que se mueren de hambre, con vientres hinchados, solo esperan el agua de panela para poder dormir, esperando los efectos devastadores y duraderos de la desnutrición en la primera infancia, por falta de desarrollo de su cerebro durante su etapa gestacional y de lactancia durante los primeros seis meses.

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Cómo podemos conciliar el bienestar colectivo para garantizar una seguridad alimentaria para tratar de revertir esta alta tasa DCI; promoviendo inversiones en sistemas alimentarios verdes, mejorando la biotecnología de los alimentos, resilientes e imperecederos con aporte de macronutrientes ricos en proteínas y ácidos grasos esenciales ricos en omega 3, para el crecimiento cerebral y prevenir DCI. La educación nutricional es la piedra angular donde se sostiene esta batalla contra la malnutrición y el hambre que azota el planeta. Además de buscar alternativas alimentarias con alto valor nutricional. (O)

Jaime Benites, Guayaquil