El tercer domingo de junio se celebra el Día del Padre. Padre, palabra escrita en cinco letras, en tantos libros leídas que pronuncian los hijos con respeto y cariño.

Padre, figura del hogar, trae el pan de cada día con amor y responsabilidad. No importa la hora de llegada, los hijos lo esperan para terminar su tarea, aunque los regañe un poco porque se lo han merecido, pues no realizaron un cumplido en la casa o la escuela.

El padre comparte hazañas y cuentos al dormir a los niños, entonces él se siente contento de su fraternal tarea que poco a poco se ve en el entorno familiar. Prodiga cuidados que van formando la personalidad entre el mimo, la caricia, la cultura, la educación, las risas, los sustos, la comunicación, corrigiendo. Todo un compendio de emociones. Con el ejemplo siempre visto del padre, el hijo adquiere carácter, seguridad, humanismo, más los valores agregados que forman buenos ciudadanos para la nación.

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Padres, hay de todas circunstancias, cada uno es un mundo, su comportamiento será el final resultado de lo brindado para el ser que engendró, adoptó o acogió con el corazón. En el vaivén tiene que tomar decisiones para conseguir la vivienda, el transporte, el pan, el estudio, los libros, la ropa, la medicina... A veces vive oprimido, nadie lo alienta... Papá, sincero, además severo para poner alertas en este mundo, en el cual existe mucha corrupción, injusticia.

En la situación actual por las medidas de hecho en el Ecuador, muchos hijos pueden tener problemas para viajar a la ciudad donde vive el padre para darle un abrazo fuerte, pero debemos visitarlo, aun en los momentos tan convulsivos que estamos viviendo en el país.

¡Saludos y salud a los padres de familia! Recuerdos y oraciones para los que están ausentes. ¡Y solemne venia al Padre celestial, Dios! (O)

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Alicia Alencastro Ugarte de Navarro, licenciada en Comunicación Social, Guayaquil