Una vez concluido el paro, los ‘actores’, los grupos indígenas y las autoridades deben corregir sus errores. No puede ser posible la violencia contra el pueblo con saldos nefastos, muertos, etc.

El terrorismo que causó gente infiltrada en el paro ni los indígenas ni el régimen supieron controlar; fue una beligerancia extrema de los reclamos. Los gobiernos de turno deben escuchar al pueblo. El gobierno de Lasso debe oxigenarse con cambios de ministros de sectores estratégicos. Hace poco observé un video en la época de Correa, que se reprimió fuerte los reclamos. Algunos dicen que Lasso, en cambio, es débil de carácter. Estimado presidente Lasso, de los errores se aprende y el pueblo que lo eligió espera que concluya los tres años faltantes de su gobierno, cambiando las estrategias políticas nefastas y preocupándose más de su pueblo que votó por usted y cumpliendo las promesas de campaña. Aquí juega un rol importantísimo la Asamblea Nacional que no debe hacer el papel hipócrita, de no ser transparente con el Poder Ejecutivo. Los votantes, el pueblo que elegimos a Lasso lo apoyamos, le aconsejamos que escuche al pueblo y resuelva sus problemas importantes. De otro lado, la ciudadanía agradece a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) que hizo un trabajo efectivo con valor espiritual, moral, como Iglesia, de hacer recapacitar a autoridades y a indígenas en conflicto. Nos quedamos con las palabras de monseñor Luis Cabrera, presidente de la CEE, quien dijo: “La violencia no sirve para nada, produce odio y rencor; ¡basta!”. (O).

Johnny Robert Cedeño Miranda, periodista, Guayaquil