Patéticos, sí, porque en su padecimiento ideológico no les importa hacer e l ridículo y en su desvergüenza quieren una “Unasur liderada por Maduro” (EL UNIVERSO, 16 de noviembre de 2022), o sea por un dictadorzuelo de medio pelo entrenado en Cuba.

Sin esconder sus añoranzas y afectos vehementes por el poder, Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, Eduardo Duhalde, José Mujica, Dilma Rouseef, Ernesto Samper y (cómo no) Rafael Correa, exmandatarios de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia y Ecuador, respectivamente; firman la carta -junto a otros de la misma línea-, enviada a Maduro, pidiendo conformar una “nueva” Unasur -Unión de Naciones Suramericanas-, confiando para ello en la visión del venezolano, para hacer de la región “un motor impulsor de un nuevo nivel de unidad e integración latinoamericana…”.

Desde su nacimiento en mayo de 2008 con la firma de 12 países, la Unión de Naciones Suramericanas hasta ahora, en el 2022 con los sobrevivientes Bolivia, Venezuela, Uruguay, Guyana y Surinam, exhibe como su ‘mayor logro’, que los demás integrantes la abandonaron porque el organismo no fue espacio de integración y de unidad de sus pueblos, tampoco arrojó incrementos en la investigación e inversión tecnológica y científica, y menos hizo más prósperas a las naciones y a sus pueblos. Tampoco pudo ser contrapeso de la OEA, al servicio de los Estados Unidos. Dado el actual giro político a la izquierda de Latinoamérica, no sería raro que resuciten al organismo y otra vez sea la marcada tendencia ideológica la que en ella destaque, con lo cual pronto se produzca la decepción y frustración de los electores ante sus gobiernos “progresistas” -como gustan llamarse-, para no calificarse sobre todo algunos, de comunistas totalitarios; lo más probable es que se produzca un nuevo viraje político hacia la derecha y no será como dijo Nicolás Maduro, “mucha coincidencia que maten a alguien y al día siguiente esté muerto”. Mejor sería que no se registre la barbaridad de mantelar la Unasur, cuyos resultados de concretarse (sin necesidad de ser profeta), hay que decirlo, serán un total fracaso y corrupción; como el sistema de compensación Sucre creado por la Alba -Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-, que no es la Unasur, pero sí la misma cosa. (O)

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Jorge A. Gallardo Moscoso, avenida Samborondón