Soy tataranieto de Francisco de Paula Lavayen y Murgueza, prócer de la Independencia de Guayaquil y del Ecuador, presente en la batalla del Pichincha, donde cerró su participación en la campaña libertadora. No voy a ampliar información al respecto, prefiero compartir mi pesar porque este personaje de la historia del Ecuador y de Guayaquil está totalmente en el olvido.

Mi padre, Ernesto Lavayen Baquerizo, héroe nacional de la campaña de 1941, fue el último en depositar ofrendas florales en la tumba de nuestro ilustre familiar. En varias ocasiones he tratado de depositar flores en su tumba que de acuerdo con el libro de la familia (Los Lavayen, por Pedro Robles y Chambers; publicado por Centro de Investigaciones Históricas de Guayaquil e Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica de Madrid), está ubica dentro de la iglesia San Francisco de Quito. Consultando al sacerdote encargado de los registros históricos, no se encuentran sus restos y me indican que tal vez fueron trasladados al cementerio El Tejar, Quito, luego de un terremoto ocurrido años atrás. Averigüé en el cementerio, tampoco encuentran sus restos. Es inaudito que tan ilustre ciudadano del Ecuador no pueda recibir los honores que le corresponden, pues ni si quiera sus restos están plenamente identificados. Pido ayuda para que a través de una investigación de los medios de comunicación pueda darse con el paradero de los restos de un grande en la historia de nuestro país; historia que tanto necesitamos mantener fresca en la memoria, ahora que celebraremos el bicentenario de nuestra independencia. El sacrificio y costo que pagaron los padres de nuestra patria, es ejemplo sobre todo hoy que necesitamos líderes que nos guíen para salir del abandono y la zozobra a los que estamos sometidos. (O)

Carlos A. Lavayen Tapia, Guayaquil