Los hospitales públicos se copan de personas con quemaduras, atropellados o accidentados en vehículos, intoxicados por bebidas alcohólicas o comidas, asfixiados por el humo y las cenizas de las quemas de años viejos y de los fuegos artificiales, heridos en asaltos de delincuentes, electrocutados por maniobrar cables o focos navideños, etc.

El poco personal médico y de asistencia que trabaja sin comer, sin dormir, sin dar un abrazo de feliz año, se agota con la cantidad grande de pacientes que llegan a los centros de salud, donde no existen ni camas suficientes ni gasas ni medicamentos ni hilos y agujas para coser una herida, y los equipos de quirófanos están con focos quemados. Suma a esto la inseguridad ciudadana que aterra al país, aún más en las celebraciones de fin de año, cuando todos los elementos del orden están en brindis, cenas, etc. Por la seguridad de médicos, pacientes y familiares, la Policía Nacional, el Ejército, tienen la obligación de proteger los alrededores de nuestros hospitales públicos el 31 de diciembre y el 1 y 2 de enero. (O)

Malena de Riofrío, Guayaquil