La rendición de cuentas es una responsabilidad de todos los servidores públicos, más aún de un gobierno que finaliza su gestión, y es un derecho ciudadano exigir información transparente, verdadera y pública; así se ejerce ciudadanía y se construye democracia.

Estuve buscando información sobre deuda pública y encontré datos del Ministerio de Economía y Finanzas, que comparto. Con el antecedente de que en el 2017 el presidente saliente RC declaró al país que dejaba a su sucesor “la mesa servida”…, no se mencionó que estaba servida, pero de deudas. El ministro de Economía del presidente entrante LM dijo que “la deuda pública era de aproximadamente 60.000 millones de dólares”; no se mencionó de la deuda de la preventa petrolera a China al 7,5% de interés y prendado el petróleo hasta el 2026; tampoco conoció la ciudadanía que RC empeñó una parte de la reserva de oro del Banco Central por 500 millones de dólares a Goldman Sachs. Operación que fue recuperada en el actual gobierno. Al revisar la situación de la deuda pública actual en un documento del Ministerio de Finanzas, encontré la siguiente información: A marzo 31 del 2021 la deuda externa es de 45.228 millones. Deuda interna 17.798 millones. Sumadas las dos representan el 62,5% de PIB; hay un rubro adicional de 7.182 millones de dólares que corresponde a otras obligaciones. Estos indicadores evidencian la profunda crisis fiscal y económica que vive el país, agudizada por la pandemia del COVID y la crisis mundial. El nuevo mandatario electo ha manifestado que la crisis es un desafío y una oportunidad para servir, este discurso esperanzador debe traducirse en políticas públicas que generen una agenda de modelo de desarrollo en todos los órdenes, en especial el económico, social, que genere crecimiento, bienestar con inclusión, equidad y justicia social para lo cual se requiere: privilegiar la inversión social. Vacunación vs. reactivación, salud y educación, no un privilegio de pocos, un derecho de todos. Generar la economía de la inteligencia, talento creatividad y emprendimiento, lo que nos permitirá no ser dependientes y tener una verdadera libertad. Un país abierto al mundo, ese es un desafío para un verdadero desarrollo. El fomento de la cultura eje transversal para toda sociedad civilizada, como decía Benjamín Carrión, “la cultura, lo que eleva el espíritu, el arte, la estética y no ser analfabeto de principios y símbolos. Eso se llama identidad”. Renegociar con alta responsabilidad la deuda pública externa e interna y liberar fondos para el desarrollo. Sería prudente cancelar la deuda con China, y la preventa que asciende a 5.266 millones al 7,5% de interés, cuando los intereses a nivel internacional, incluido libor es de 1,8% y suspender la garantía petrolera. Crear normas constitucionales y legales suficientes para blindar el dinero del IESS, Issfa, Ispol y recuperar el seguro de los maestros. El país requiere acuerdos que garanticen la gobernabilidad y democracia con independencia de los poderes, justicia despolitizada, Función Legislativa que genere leyes para una equilibrada gobernanza, democracia y participación ciudadana. (O)

Luisa Molina de Fabre, doctora, Guayaquil