Con el nuevo presidente elegido, Ecuador tiene otro camino que recorrer. Este camino sigue siendo como siempre largo y duro empezando por educar con valores a los ciudadanos, y por combatir la corrupción, lo cual es un trabajo muy difícil, pero necesario e imprescindible.

El nuevo presidente esté consciente de que los males del país empiezan justamente por la podrida corrupción. Sí, la corrupción ha sido a lo largo de la historia desde Grecia y luego en el Imperio Romano, uno de los grandes males a los que han tenido que hacer frente las diferentes naciones, y en las últimas décadas los países latinoamericanos aún más. Esperemos que el presidente electo se asesore bien, forme un equipo de gente honrada y capaz que gobierne para el bien común y con mucha atención a los más necesitados. Suerte y buena cabeza al presidente. (O)

Pedro Javier Triviño Rodríguez, biólogo, Barcelona, España