Las vulnerabilidades del sector eléctrico son muchas, técnicamente tenemos la amenaza de los probables racionamientos debido a malas políticas energéticas y al mal diseño del Plan Maestro de Electrificación que no corrige la hiperdependencia a la cuenca oriental de Paute. Por la parte organizacional, tiene una debilidad estructural, el Ministerio de Energía abarca Petróleo, Minas y Electricidad, las tres áreas más importantes de la producción nacional, en la que sin la electricidad no podrían desarrollarse las otras dos.

Es muy difícil que un ministro sea experto en las tres ramas, los últimos ministros de Energía son expertos en petróleo y no han enderezado al sector eléctrico, la prueba es que la distribuidora, la Empresa Eléctrica Pública Estratégica CNEL EP (Corporación Nacional de Electricidad), está en crisis. Y es notorio que los viceministros de las tres ramas no tienen ningún poder de decisión en la planificación y control de su sector.

Además, el ministro de Energía no es el presidente del directorio de las EP eléctricas, perdiendo responsabilidad y liderazgo; lo dirige el presidente de EMCO (Empresa Coordinadora de Empresas Públicas), institución burocrática que nunca debió existir, se la inventó cuando al país le sobraba dinero.

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Por lo dicho, se confirma que el sector eléctrico requiere que sea liderado por un técnico experto en el tema y con la experiencia suficiente en el sector público.

Se debe cumplir la oferta de campaña del presidente Guillermo Lasso, que el Ministerio de Energía se escindirá de las tres ramas que ahora lo conforman. Ningún país se desarrolla sin electricidad suficiente, accesible, continua y asequible. Estas debilidades merecen un cambio en la política energética que los gremios y las comunidades afectadas deben exigir. (O)

Mauro Gabriel Intriago Legarda, ingeniero eléctrico, consultor; Guayaquil