La Policía Nacional fue creada para que cumpla la sensible misión de preservar la vida y las propiedades del ciudadano. Después de larga trayectoria desde que fue constituida, pasando por los llamados carabineros que en su época fueron de discutida actuación, no le han faltado lamentables episodios que la sociedad ha cuestionado, y pese a todo ha mantenido la institucionalidad.

No faltan voces interesadas en desaparecer a dicha institución, lo cual sería descabellado puesto que actuaciones individuales no pueden desacreditar a una entidad imprescindible en toda sociedad civilizada. Se debe retornar a los filtros y controles que fueron suprimidos por uno de los peores gobiernos del país en el periodo anterior, que se caracterizó por destruir todo lo que pudo perjudicando al Ecuador. Los ecuatorianos nunca imaginamos ver a nuestro país envuelto en crímenes, femicidios, delincuencia galopante, sicariatos, etc. Creíamos que eso era en otros lugares donde el asesinato es recurrente, pero pasamos de ser isla de paz a infierno, desde el periodo anterior donde la incapacidad y malicia destruyeron instituciones que deben velar por nuestra seguridad. La descomposición política propicia que se pierda el respeto a las leyes y la ética en todos los estamentos, ocasionando incertidumbre colectiva, y aunque hay pocas expectativas de corregir la situación, ojalá haya mejores días. (O)

Jorge Chambers Hidalgo, abogado, avenida Samborondón