Soy un hombre de paz. Quiero, paz. Anhelamos, los ciudadanos, paz, este don divino que piensan arrebatarlo ciertos políticos ‘líderes’.

El presidente, con exiguos ingresos, ambiciona aliviar los ingentes gastos que ocasionan especialmente la atención pública a la salud y a la educación; y también otros sectores de mucha importancia. El Gobierno encontró un erario nacional en bancarrota, está tratando de cubrir los miles de millones de dólares arrebatados por la cleptomanía política, se cargaron 70 mil millones de la buena era petrolera. En dos marchas (paros) protagonizadas antes por la política y ciertos grupos indígenas, veíamos entre las huestes campesinas, comunistas, hasta a ciertos venezolanos; osaban con piedras, bombas incendiarias..., lastimar cruelmente al pueblo; herían a nuestros soldados y policías que custodiaban a las mil veces respetables ciudades y a los ciudadanos de toda índole social. Tuve el honor de sufragar en las elecciones de presidente el domingo 11 de abril de 2021, por un gobierno hasta el 2025. Pero un inoperante parlamento y una aberrante incierta posición de huestes quieren perder dicha estabilidad; sin embargo, la democracia tiene anuencia, apoyo, de un pueblo vehemente. (O)

Carlos Vicuña Prieto, Quito