En estas últimas semanas los precandidatos nos han ‘regalado perlas’ virales, que un buen mánager de imagen desearía, una exposición mediática que ni las mejores campañas de verdaderos genios promocionales consiguen. En democracia esto debería ser sano, pues se expone lo que se es, o lo que se pretende ser, es una oferta en un mercado que, sin dudarlo, debe satisfacer necesidades, y una lectura correcta de estas necesidades nos lleve a tener un candidato que al final se lleve el botín.

Vamos a hacer una analogía un poco pedestre, las frutas en un mercado, en bandeja, son mostradas y los expertos en vender hacen su esfuerzo y agosto; las frutas son los candidatos y nosotros escogeremos las que se vean mejor, ese es el juego electoral. Pero algo se omite en esta ecuación, el dueño de la bandeja donde se muestran las frutas finalmente es quien decide vendernos cualquier fruta, aunque sea podrida de oscuro pasado. Los ciudadanos de bien reclaman fuertemente que ese producto está podrido, que deberían buscar mejores candidatos, que un ‘profesional’ con 15 títulos sea un hampón, y que modelos de farándula sin carga académica sean candidatos; pero siempre saldrá un advenedizo que dirá, “todos tienen derecho a ser elegidos”, lo que silencia a la mayoría de la gente. El advenedizo no tiene razón, no todos tienen ese derecho, a menos que el dueño de la bandeja donde se muestran las frutas lo decida. ¡Se imaginan si un hampón vestido de traje, con escasa credibilidad, pero con suficiente reconocimiento, desea ser candidato en un partido o movimiento, la única salida de ese bajo personaje sería alquilar un partido, una andeja! Pedimos los ciudadanos molestos por esta situación a la institución electoral, obturar más la llave para cualquiera que desee ser candidato y para los dueños de los partidos, elevando los controles al mercado negro de candidaturas, siempre recordando que la institución electoral que un trasnochado marxista que está ‘escondido’ decidió venderla como poder del Estado, será un club de bandejeros si estos al final deciden qué frutas o candidatos exponen.

Los mercados negros se originan por los controles de mercado. Liberemos el mercado, aniquilemos el sistema de partidos y movimientos, quitemos el poder a los bandejeros y mercaderes de candidaturas y alguna vez, por fin, dejemos que el que quiera pueda ser candidato sin necesidad de deberle el favor a un bandejero o al club que lo representa. Dirá mucha gente que con dinero podría comprar el voto, es cierto, se lo puede hacer eliminando al bandejero intermediario y al club, y por lo menos esa vez lo hará con su dinero y no con el nuestro, pues nosotros somos los propietarios del mercado donde están los bandejeros y de paso lo mantenemos. (O)

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Luis Alfredo Cuasapaz Aguirre, máster en Ingeniería Mecánica, Guayaquil