Es mi opinión, y de muchos ciudadanos, sobre el mayor perjuicio que afrontamos los ecuatorianos por el incremento de los costos de los productos alimenticios que han encarecido la canasta familiar, y es imposible satisfacer las necesidades alimenticias, adquirir productos, por los precios elevados que se mantienen desde que hubo el paro nacional de junio.

Urgen medidas de control para restablecer los precios como estaban antes de este último incremento. Aparentemente concluyó el paro sociopolítico, ¡gracias a Dios!, pero se sembró una grave crisis alimentaria, ya que los precios de los víveres han quedado por las nubes y no hay bolsillo que alcance a pagar; ¡este es el primer paso del Gobierno! Tiene que arbitrar mecanismos para regresar a los precios que hubo en el mes de abril, antes del anuncio de la paralización de actividades en junio. El Gobierno debe exigir y sancionar que el kilo sea de 1.000 gramos, por qué permitir a las cadenas alimenticias que nos vendan productos con 900 gramos y litros con 900 mililitros, de productos lácteos, embutidos, leche y más. Si a las cadenas alimenticias se les permite especular, en tiendas, mercados y ferias nos venderán quintales de 95 libras y libras de 14 onzas. Controlen a los introductores que son los mismos agricultores con transportes propios, que acaparan la producción e imponen precios al vendedor y al comprador, y son los abastecedores de las terminales de víveres. Para obligarlos a rebajar los precios, se deben implementar las famosas ferias libres por tres meses por lo menos. Igualmente deben controlar las piladoras que perjudican al pequeño productor en la calificación de los granos y en el peso. No permitir la importación de maíz y arroz. Excelente idea es que los industriales abaraten aceite, atún, lácteos, cereal... (O)

Franklin Moreno Quezada, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil