No debe sorprendernos que después de malos gobiernos el país esté en situación deplorable. Alguien llama a este fenómeno golpe tras golpe. Los tiempos pasaron con cierta velocidad, todo creció, fundamentalmente la población; el ‘queso’ hoy debe repartirse entre más gente. El que no creció fue el Estado, ente que debería ser mejor, debe ir al ritmo del crecimiento poblacional, ser más técnico y preparado para servir a más gente, optimizar sus sistemas de control.

Hoy nos enfrentamos a dos inmensos problemas: la inseguridad y el desempleo; lo dice el presidente. La política es la ciencia del Estado, esta dice qué debemos hacer para estar mejor. Así como los problemas de salud los arregla el médico, los problemas del Estado debe arreglarlos la política. Empecemos copiando la lección de los países desarrollados, eliminemos la obligatoriedad del voto, su sistema actual ha fracasado, es un banquete para populistas, seductores populares, abusadores de la inocencia del pueblo. Una cosa es convencer a la masa popular y otra a la gente con educación. Eliminemos la reelección presidencial. El Ministerio de Educación debe contratar a un grupo de pedagogos para crear un texto oficial que reponga la cátedra de educación social y cívica, es uno de los pedidos más urgentes que formula la opinión ciudadana. En el empleo, es urgente que el Gobierno comunique a la sociedad los proyectos que existen en su carpeta, cómo han pensado ante la crisis de empleo una solución. El ministro del Trabajo tiene un centenar de ideas y proyectos que no los han lanzado para conocimiento de la ciudadanía, por temor al rechazo de la dirigencia laboral. Es posible que cuando los conozcamos se los debata, forme una opinión y algunos o muchos reciban aceptación colectiva. Ante la carencia de empleo debemos cambiar de actitud. Por otro lado, hay que defender la vida del IESS. (O)

Rafael Mendoza Avilés, abogado, avenida Samborondón