Con sorpresa leo que se ha aprobado un proyecto de una planta de gas para generación de electricidad, con una inversión privada, pero con una modalidad de compra obligatoria de energía por parte del Estado y con un pago garantizado por disponibilidad, genere o no, lo cual es simplemente una nueva versión de las famosas barcazas.

No tiene sentido comprometer más las finanzas públicas, cuando el país dispone de exceso de capacidad instalada, a menos que se dé por pérdida la central hidroeléctrica Coca, en cuyo caso deberían ser claros los mensajes de los organismos técnicos y no simplemente entre gallos y medianoche firmar contratos alegres y que siga el despilfarro. (O)

Fiorello Centanaro Sotomayor, ingeniero mecánico, avenida Samborondón