En el negocio de exportación e importación de productos del mar como en otros, la Organización Mundial del Comercio promueve la sostenibilidad ambiental, social y económica, pero existen dos prácticas que no ayudan a esos fines: el importar el producto, procesarlo y reexportarlo, lo cual complica la trazabilidad; y la pesca ilegal no declarada y no reglamentada, que atenta contra la conservación de la diversidad biológica de alta mar, área donde el control es deficiente a pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales.

En el artículo de Science, ‘China’s sea food imports–Not for domestic consumption?’ (Importaciones de productos del mar de China: ¿no para el consumo interno?), publicado el 29 de enero de 2022, en un foro de políticas, se expuso, luego del análisis de la estadística del 2012–2019, que un estimado del 74,9 % de las importaciones de productos del mar que hace China son reexportados, pero también se reexporta un 7,3 % de las importaciones de camarón y langostinos y en este grupo se contabiliza el camarón ecuatoriano en un volumen de 390.973 t/año, que equivalen al 46 % de las exportaciones totales. Con la reexportación se pierde trazabilidad, marca y origen, lo que no beneficia al productor original. En este sentido, la industria debe seguir añadiendo valor, diversificar la presentación del producto en función de las necesidades de los mercados que atiende y profundizar acciones en favor del ambiente, en particular del ecosistema de manglar; y uso de energía renovable para reducir su huella de carbono. Las recientes iniciativas de la CNA con la Embajada del Ecuador en China para refrescar la imagen del camarón nacional, y con CNEL para el tema de energía, son favorables para que el producto se consuma en China y no haya eventual reexportación. (O)

Hernán Rodrigo Moreano Andrade, máster en Ciencias, Oceanografía, Guayaquil

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