Abordo varias temáticas que deberían ser tomadas en cuenta sean por la ATM, Agencia de Tránsito y Movilidad, de Guayaquil, y las autoridades del país:

En las avenidas donde están ubicados fotorradares o instrumentos de control de velocidad, se visualizan letreros de los límites de velocidad de los vehículos livianos y pesados. Es notorio que los vehículos pesados sean buses, camiones, tráileres, circulan a la máxima velocidad permitida para los vehículos livianos. ¿Los fotorradares tienen sensibilidad diferenciada para detectar la velocidad de vehículos livianos y pesados? Si la respuesta fuese negativa, salta a la vista que estos mecanismos están direccionados solo para cobrar multas a vehículos livianos. ¿Los radares tienen sensibilidad para detectar la velocidad de las motos?, ya que motociclistas imprimen velocidades no permitidas mientras los fotorradares no se activan. Y sobre las placas, ¿por qué centenares de vehículos no las portan o tienen una hoja de papel impresa pegada detrás del vidrio trasero que ni siquiera es detectable; otros han lijado, tapado o borrado los dígitos de sus placas, están sucias, cubiertas de lodo. Y motos las llevan en ángulos de 50 o más grados, o son impresiones en papel que han sido plastificadas y que se enrollan al viento? ¿Por qué tráileres especialmente por carreteras, vías de ingreso a la ciudad, vía Perimetral, tienen en las puertas de los cabezales pintadas sus placas, mas, no en la parte posterior de las plataformas que remolcan, porque son intercambiables?, jamás van a ser detectados por los fotorradares, ya que estos fotografían la parte posterior de los vehículos y por eso circulan a exceso de velocidad y cometen accidentes. ¿Cuál es el margen de error máximo o tolerancia que se puede asumir en la medición que realizan los fotorradares entendiendo que estos no garantizan precisión del ciento por ciento? (O)

José Luis Ponce Núñez, sacerdote, Guayaquil