Por la vida de los vehículos que son impulsados por combustibles y por el precio de estos, se enardecen indígenas, transportistas, gremios azuzados por líderes, queman carreteras, edificios, archivos judiciales de políticos corruptos procesados, etc., y paralizan al país por 18 días porque les duele que les toquen el bolsillo, suba el valor del diésel, la súper...

Por los niños, que son seres humanos, no máquinas de transportación, que se mueven porque tienen alma y espíritu, no gasolina; no tienen precio porque son regalo de Dios, nadie se enfurece, sale a defenderlos; sino que apoyan a asambleístas, jueces, políticos con leyes abortistas para asesinar bebés y también apoyan las leyes ideológicas para cambio de género a los menores de edad. No hay Gobierno, Asamblea, Función del Estado, Cortes, gremios, partidos politiqueros, policías, militares, intelectuales, defensores de la naturaleza..., que hagan paros por los niños víctimas de la corrupción. (O)

Lourdes Sánchez, Guayaquil