Sobre la Acess (Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios de Salud y Medicina Prepagada), encargada de agilitar los permisos de funcionamiento de las unidades médicas públicas y privadas, ha sido notorio a través del tiempo que cuando los médicos solicitan la tramitación respectiva sufren situaciones desagradables, artificiosamente creadas por ciertos inspectores que visitan las unidades privadas.

Se imponen múltiples ítems, año tras año, que no cumplen el objetivo de mejorar las condiciones de la atención médica, por ejemplo, señalan que el recipiente de desechos sea de color negro, cuando en todos los hospitales del mundo se utilizan tachos aluminados que reflejan mejor la condición de aseo; que en la unidad médica se pongan múltiples letreros que resultan antifuncionales, ya que generan estrés visual en los ambientes pequeños de consultorios privados. Se deben iniciar los cambios en casa propia pensando en una actividad profesional de calidad, antes que de cantidad, como sucede en los hospitales públicos, como los del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, en los cuales los facultativos están obligados a atender pacientes en forma vertiginosa para poder cumplir con el exceso de la demanda laboral. Cuando el funcionario impone ítems antojadizos, desnuda intenciones poco saludables de obtener beneficios personales.

Los médicos, ateniéndose a su larga carrera de estudios y responsabilidades cuando laboran en internados, residencias, medicina rural y en obtención de títulos de especialidades, deben tener respaldo de los funcionarios con quienes se relacionan; al contrario, muchos reciben tratos humillantes. Ojalá la Federación Médica Ecuatoriana y los colegios de médicos provinciales actúen con firmeza por defender la actividad profesional de los médicos ecuatorianos, y no se mancille por agravios que reciben en su práctica de vida. (O)

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Pedro Posligua Balseca, neurosiquiatra, Guayaquil