En varias ocasiones se ha hecho conocer al Departamento Municipal de Justicia y Vigilancia de la alarmante situación en Urdesa central desde hace varios meses, como consecuencia de la actitud por demás reprochable de ciertos grupos de personas que se han dado a la ingrata tarea de perturbar el descanso de las familias en las calles Segunda y Tercera entre las Monjas y Ficus.

Con malas costumbres y carentes del mínimo respeto, irrumpen por las noches con música a todo volumen, con unos enormes parlantes situados en la parte exterior de una terraza, y acompañan con gritos de todo calibre sin guardar la menor consideración para el vecindario que le asiste el justo derecho a descansar. Suelen llegar personas desconocidas a participar de la jarana y el escándalo, y se han presentado grescas con botellas de licor que lanzan a la calle y hasta disparos que pueden terminar con la vida de cualquier persona aun dentro de su casa. El vecindario llama al 911, cuando llega un patrullero bajan el volumen, pero al poco rato lo suben con mayor intensidad. El 27 de noviembre de noche, por cinco ocasiones llegó un patrullero, y el comportamiento fue igual, eran las 08:00 cuando finalmente pararon el escándalo; en otras ocasiones ha continuado hasta el mediodía. Es necesario que, por favor, la autoridad competente ponga fin a esta situación. Urdesa es un barrio residencial que cumple sus obligaciones, paga impuestos para que sea atendido con reciprocidad. Jamás hemos tenido un vecindario como el que genera esta denuncia. (O)

Julio César Ubilla Abad, arquitecto, Guayaquil