Nos quejamos de que no hay plata para comer, para dar caridad a un pobre con hambre, para educar a los hijos, para pagar bien al empleado que tenemos, para poner gasolina al carro, para coger un taxi, colectivo; para pagar servicios básicos, para el arriendo mensual completo y puntual al dueño del inmueble; para dar una ayuda para mantener la iglesia a cual asistimos con aire acondicionado, etc.

Nunca hay plata para cosas habituales, y para ir a comprar cosas que no son de primera necesidad, que están de moda, son de ‘marcas’, sí hay plata, dinero plástico, es decir, tarjetas de crédito. Todos los meses existen feriados, puentes, días que se celebran; asista a un mall, vea a la gente más sencilla comprando ropa de moda. (O)

Julieta V. de Vera, Guayaquil