Hace una semana le operaron el ojo derecho a mi mamá. Cuando regresaba con ella y mi papá del hospital por la avenida Córdoba Galarza, los ‘dueños de la calle’ se pararon frente a nosotros en medio de la autopista, con prepotencia botaron un árbol y lo quemaron con gasolina medio metro adelante de mi auto.

Asustada, mi mamá decía “hijito, por favor no digas nada”. Entre el calor del fuego y la desesperación, a gritos pude hacer que los manifestantes escuchen que mi mamá fue recién operada. Viendo a mi madre con el parche en el ojo, juntando las manitos en señal de súplica y luego de dar $ 5 de ‘tributo’, decidieron quitar los escombros y permitirnos pasar. Queda en mi mente la voz de mi madre diciéndoles “mil gracias, Dios les pague”, mientras pasábamos en contravía junto a las llamas y sobre los escombros, rodeados de cerca de 20 furiosos ‘amos’, que con palo y piedra tuvieron la ‘amabilidad’ de permitirnos pasar por la calle, que aparentemente había sido de su propiedad. Según pude ver, ni siquiera era el pueblo indígena, sino simplemente eran anarquistas que encontraron en el terrorismo un medio de hacer dinero. ¿Tenemos que agradecer que nos dejen pasar? ¿Tenemos que juntar las manos y suplicar piedad para llegar a nuestros hogares? Secuestran policías y militares, queman patrullas, apedrean a los periodistas...

¿Leonidas Iza es presidente de un Estado paralelo capaz de hacer lo que le da la gana?

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Ya bajaron el precio de la gasolina, aumentaron el presupuesto a la educación intercultural, BanEcuador perdonó préstamos de hasta $3.000, declararon en emergencia la salud, ¿qué más quieren? Para nada soy partidario de este Gobierno ni de Lasso, pero al menos él fue elegido democráticamente por los ecuatorianos. ¡Basta de violencia!, ¡basta de paro! Manifestaciones no pueden significar terrorismo. (O)

Fausto Xavier Zambrano Rodríguez, Quito