Cada tres años se reúnen cerca de cien líderes religiosos del mundo y terminan con una declaración conjunta. En el 2019 fue en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Este año, 2022, fue en República de Kazajistán (linda con Rusia y China) del 13 al 15 de septiembre.

Según el diario digital Infocatólica, en el texto final del 2022 ya no se afirma, como en el 2019, que Dios “quiere”, sino que “permite” la diversidad de religiones. Este cambio se debió a la intervención de monseñor Atanasio Schneider, obispo auxiliar de Astaná, ciudad de Kazajistán, sede del encuentro. No entro en el tema teológico, sino en el hecho de que un obispo haya corregido al papa y que el papa haya aceptado la corrección y, más aún, que el papa haya dado permiso al obispo para hacer pública la corrección, y que el papa (Francisco) en persona, en su declaración a la prensa en su vuelo de regreso al Vaticano, se haya hecho eco con sus propias palabras de la opinión que respetuosamente le dio el obispo. La noticia puede consultarse en la versión actualizada de Infocatólica del 25 de septiembre de 2022: https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44417

Esto es importante por dos motivos. Uno, en ciertos sectores de la iglesia Católica está muy propagado un error al que se lo llama ‘papolatría’: diga lo que diga, el papa es infalible, indiscutible y casi palabra de Dios. El obispo Schneider ha demostrado que el papa puede y debe ser corregido, si es que se va con la verdad por delante y de un modo respetuoso.

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Dos, si un obispo puede corregir al papa, un párroco puede corregir a un obispo, y un parroquiano a su párroco, siempre con respeto.

Recuerdo algo que dijo san Agustín: “En lo esencial, unidad; en lo opinable, libertad; y en todo, caridad”. (O)

Ricardo Valero Macías, abogado, avenida Samborondón