A diferencia de las vacunas que previenen la infección, los antivirales actúan como una segunda línea de defensa, lentifican y eventualmente detienen la evolución de la infección. El tratamiento con antivirales sumado a la vacunación masiva con las dosis de refuerzo, son las herramientas más eficaces para la prevención y el tratamiento con drogas antivirales por vía oral, al inicio de los primeros síntomas de la infección durante cinco días, lo que evita que el virus SARS-CoV-2 se multiplique en las células respiratorias de los pacientes con infección de leve a moderado.

Merck, con su medicamento Lagevrio (molnupiravir) y de Pfizer, con Paxlovid (PF-07321332 y ritonavir), sugieren que reduce la capacidad de multiplicación (replicación) del virus y evita la hospitalización o la muerte de los infectados. Resultados del estudio de fase tres: Move-Out, muestran que tomar el molnupiravirR MSD, dos veces al día durante cinco días reduce a la mitad las hospitalizaciones y muertes de los infectados, puede ser utilizado en los pacientes en forma ambulatoria y evitar que progresen a fases más graves, reduciendo al 50 % el riesgo de muertes y hospitalizaciones, en adultos no hospitalizados con COVID–19 de leve a moderado y con factor de riesgo de comorbilidad (diabetes, obesidad, cáncer). El ensayo se hizo con pacientes no vacunados que tenían síntomas en los cinco días previos al inicio del tratamiento y presentaban algún factor de riesgo como tener más de 60 años, obesidad, diabetes, enfermedad cardiaca. En el 40 % de los pacientes había datos de secuenciación viral (PCR-RT) que demostraron que el fármaco fue eficaz frente a las variantes Gamma, Delta y Mu, y su perfil de seguridad fue comparable al placebo. El antiviral molnupiravir interfiere en la capacidad del virus para replicarse en las células humanas, compitiendo con las enzimas ARN polimerasa, dependiente del ARN del SARS-CoV-2, la enzima que copia el material genético viral cometiendo errores en la replicación con acumulación de mutaciones y no pudiendo reproducirse. Eso reduce la carga viral del paciente, acorta el tiempo de infección y evita respuesta inmunitaria peligrosa que pueda causar una enfermedad grave o muerte. (O)

Jaime Galo Benites Solís, doctor, clínico intensivista, vía a Samborondón