Se escucha que los grandes grupos delincuenciales del país quieren un pacto con el Gobierno por la paz, pero ¿en qué consistirá?, ¿van a desmovilizarse y entregar las armas?, ¿van a dejar el tráfico de drogas, el sicariato, las extorsiones?, ¿o lo que quieren es que se les respete la división de ciudades, barrios, etc., en zonas de influencias?

El Gobierno debe ser muy cauto en estos asuntos, que podrían terminar transformando más rápidamente al país en un Estado anárquico. Debe empezar a invertir en agresivas campañas antidrogas (no como la que costó un millón y medio de dólares por catorce charlas) para revertir la tendencia al consumo. Tenemos una generación perdida (corresponde a la época de la aprobación de la tabla de consumo mínimo de drogas). Sabemos que tenemos una sociedad cada vez más hambrienta de vida disoluta, enriquecimiento rápido sin esfuerzo. Sabemos que tenemos una sociedad convencida solo de sus derechos, pero para nada de sus responsabilidades. Sabemos que tenemos una sociedad que conoce la total impunidad a los hechos delictivos tanto del aparato estatal como de los grupos delincuenciales. ¿Es cuestión de generar más trabajo? Creo en preparar a los jóvenes para que sean emprendedores, pero les es más fácil delinquir como funcionarios públicos o en grupos delincuenciales.

El tiempo se agota, pero no para el Gobierno, sino para el país. (O)

Publicidad

David Ernesto Ricaurte Vélez, ingeniero mecánico, Daule