La Corte Constitucional del Ecuador acaba de autorizar el asesinato de los embriones nacidos como producto de una violación, al despenalizar el aborto.

Es de suponer que los brazos ejecutores de tal decreto serán médicos, por lo que ellos serán verdugos encargados de aplastar el cráneo, descoyuntar las extremidades, romper las costillas para destruir el corazón y los pulmones del inocente, hasta terminar con la vida del ser que cándida y confiadamente reposa dentro de las paredes uterinas. ¡Yo, como ser humano, como médico pediatra y como cristiano practicante me niego rotundamente a acatar la orden de ejecutar estos actos criminales que atentan contra la vida humana y que violan la ley divina que ordena no matar! (O)

Gustavo Antonio Vela Ycaza, doctor en Pediatría, Quito